Monserrat Tarrés es una de las mujeres más influyentes en el mundo de la comunicación en España. Ha trabajado durante más de 20 años en el ámbito de la comunicación en salud dentro de Sandoz primero, y del Grupo Novartis después como Directora de Comunicación. Ha sido presidenta de DIRCOM (Asociación de Directores de Comunicación) y de ACOIF (Asociación de Profesionales de Comunicación de la Industria Farmaceútica). Ha compaginado esta labor con la docencia en Másters de comunicación de gran prestigio. Una mujer que ha conseguido a base de talento y trabajo llegar a lo más alto de la comunicación en España, ser premiada, elogiada , admirada y sobre todo muy respetada en la profesión. Un referente indiscutible, que nos atiende en esta ocasión para hablarnos como paciente. Montserrat Tarrés es también miembro del Steering Committee del Instituto Propatiens.
-¿Cómo llegó el diagnóstico?
-Todo comenzó con unos dolores que hicieron pensar a los médicos en posibles intolerancias. Me las descartaron y después en un control rutinario del trabajo apareció la anemia. Estuve tomando hierro unos meses, pero no acababa de remitir completamente la anemia, así que comenzamos con las pruebas para ir descartando. La primera prueba, la de sangre oculta en heces dio positiva, así que tocaba colonoscopia y fue ahí donde se detectó el tumor. Después de meses de médicos y pruebas, ese último momento del diagnóstico fue rápido. En cuanto vieron el tumor en la colonoscopia, directa a hacer el escáner.
-Cuando te dan la noticia… ¿qué pensaste?
-Fue devastador. Pasé de la anestesia de la colonoscopia, al escaner en el mismo momento en el que lo detectaron. Te puedes imaginar… Pasé por todas las fases menos por una, no tuve negación, no la he tenido nunca y no he minimizado nunca el problema ni los riesgos reales que supone el cáncer. Hay que aprender a vivir con ello.
-En tu caso, el detonante, la anemia, llega en una revisión rutinaria. Qué importante son esos reconocimientos y los programas de prevención que establecen desde Sanidad.
-Totalmente. Como mujer siempre le tienes miedo al cáncer de mama, y sin embargo el cáncer de colon es muy habitual y tenemos una herramienta estupenda que son los análisis de sangre oculta en heces. Es fundamental que los tengamos en cuenta y que nos hagamos la colonoscopia cada dos años, y en personas con riesgo cuando sea procedente. Es fundamental que se realice ese cribado. El problema es que no estamos bastante concienciados con el cáncer de colon, cuando es uno de los más habituales. Es un “hermano silente”, no es el temido cáncer de pulmón o el de mama, no le damos la importancia que tiene y es una pena. Tenemos este recurso tan importante a nuestra disposición, que es el análisis de sangre en heces, y tenemos que aprovecharlo. Porque además, creo, y esto es opinión mía, que con todos los contaminantes ambientales a los que estamos expuestos hoy en día, esto puede ir a más.
«Nunca minimicé el cáncer, nunca lo negué ni me engañé. Es fundamental ser consciente de las dimensiones de lo que te está ocurriendo y nunca minimizarlo».
«Para mi poder trabajar era mi refugio, el único signo de normalidad que tenía tras el diagnóstico, y Novartis fue muy generosa conmigo al permitirme teletrabajar siempre que no podía ir a la oficina».
-¿Cómo se compagina una situación así con la vida laboral que llevabas en aquel momento?
-En mi caso, el hecho de poder seguir trabajando fue una liberación total porque para mí, el trabajo era un signo de normalidad. Y Novartis fue muy generosa. En la medida en la que yo podía iba a la oficina y cuando comenzaba el tratamiento teletrabajaba si no podía acudir a la oficina. Cuando te apasiona tu trabajo, el hecho de poder seguir haciéndolo era mi refugio, el mayor signo de normalidad.
-Tu trayectoria profesional siempre en el sector ¿te ayudó como paciente?
-En realidad se produjo algo realmente curioso. Es como si te movieras en dos planos diferentes, pero te comportas como un paciente y resulta un gran peso saber tanto, es algo molesto, es algo que está ahí y que de alguna manera intoxica un poco la lucha y la esperanza. El cáncer es realmente duro. Todos son diferentes, pero todos son duros y es necesario que preparemos bien las entrevistas con el médico, hay que ser muy concreto y utilizar y aprovechar al máximo el tiempo de consulta. Es necesario saber escuchar a nuestro cuerpo y contárselo siempre todo al médico, aunque sean los signos más nimios, las sensaciones más imperceptibles, porque quizás para ti tienen poca importancia, pero al médico le pueden dar una buena pista de cómo evoluciona todo en ti. Y eso supone escuchar a nuestro organismo, apuntar las cosas que nos ocurren para contárselo al médico. No minimizar, objetivar en todo momento para que el médico pueda hacer su trabajo de la mejor manera posible. Al final, pesa siempre más la faceta de paciente.
«Ahora estoy bien. Me han hecho tratamiento con radioterapia y tengo seguimiento cada tres meses. En la última revisión estaba todo bien»
«Cada cáncer evoluciona de forma distinta en cada uno, pero hay que saber que cuando te diagnostican , dejas de ser una persona sana y tus mejores expectativas son las de convertirte en paciente crónico»
– Y ¿cómo estás ahora?
-Ahora estoy bien otra vez. Me han hecho tratamiento con radioterapia y estoy con seguimiento cada tres meses y en la última revisión estaba todo bien. Espero que poco a poco esas “prórrogas” que me dan de tres meses se vayan ampliando progresivamente. Pero es algo con lo que hay que aprender a vivir. Y no es un decir por decir, no es solo una expresión que escuchamos habitualmente cuando hablamos de estos casos, es así. Estas situaciones te cambian la vida y te enseñan a vivir el momento, a ser conscientes de lo que tenemos cuando estamos bien y por desgracia no le damos valor y siempre nos preocupamos por aquello que pensamos que va a pasar. El día siguiente siempre es incierto, de nada sirve estresarse con lo que va a ocurrir el día siguiente, debemos aprender a disfrutar del momento.
-Es un cambio total de actitud ante la vida
-Sí, es así. Uno cree que esto no se acaba nunca y de repente te encuentras en una situación como esta. La gente tiene tendencia a decir y pensar “son cosas que también me pueden ocurrir a mi”, pero todo cambia totalmente cuando ya te han sacado la tarjeta roja. Y cada cáncer, en cada persona es diferente, evoluciona distinto, pero siempre son duros. Todos tienen su tratamiento y enfrentarse a él es entrar en un proceso de enfermedad, ya no eres una persona sana, sino que las mejores expectativas son las de convertirse en un enfermo crónico.
-Es un aprendizaje realmente duro…
-Sí, por supuesto, todo esto pasa a ser tu cotidineidad. Pero también disfrutas y saboreas mucho más cada minuto que estás bien. Pasamos por operaciones, por quimio con nauseas horrorosas… vivir con quimio es casi como no vivir. Nunca piensas que estar con nauseas desde la mañana a la noche todos los días sea tan horrible, incluso me planteé dejar el tratamiento. Sin embargo cuando cesan, cuando no tienes dolor, cuando un día puedes volver a dormir de lado como he hecho siempre, eso es felicidad máxima.
-Qué le dirías a alguien que se enfrenta a algo así…
-Lo primero que le diría es que debe ser consciente de las dimensiones de lo que le está ocurriendo. Es un proceso que hay que aceptarlo, no engañarse, no minimizarlo. Es necesario presentar batalla conociendo la realidad y buscando los mejores recursos para salir adelante con una actitud positiva. Pero eso implica que vamos a pasar por cosas que causan dolor. No es para nada un camino fácil, pero es importante ser consciente de todo, hablar con claridad con el médico y preguntárselo todo para saber qué te están haciendo y por qué.
-Las Asociaciones de Pacientes también son un importante recurso para acompañar y compartir experiencias.
-Por supuesto. Debemos recordar que cada paciente es singular y que cada cáncer es diferente y evoluciona de forma distinta en cada persona. No puedes compararte con nadie, no siempre te puede servir la experiencia de los demás, pero las asociaciones de pacientes realizan una labor fundamental a la hora de ofrecernos recursos, oportunidades y conocimiento.
-¿Qué opinas de iniciativas como el Instituto Propatiens?
-Creo que es una iniciativa muy importante. Todo lo que sirva para dar consistencia al paciente, ayudar a darle voz, no desde un punto de vista reivindicativo, sino con una voz cargada de criterio, es fundamental. El paciente tiene que ser un interlocutor para el médico o el profesional sanitario. Debemos llegar a tener esa capacidad como pacientes, alcanzar esos conocimientos en salud para poder llegar a esa interlocución óptima con el médico.