Con la llegada del verano en España, el sol invita a numerosas actividades al aire libre, pero su radiación ultravioleta (UV) puede entrañar riesgos para la salud de la piel. Un enfoque equilibrado —que combine beneficios como la síntesis de vitamina D con medidas de protección adecuadas— es esencial. Para ello, nos basamos en recomendaciones de organismos sanitarios de reconocido prestigio, como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como de sociedades profesionales como la Fundación Piel Sana de la AEDV, para asegurar la veracidad y actualidad de la información.
¿Por qué debes regular tu exposición solar?
El sol es fundamental para procesos como la producción de vitamina D, necesaria para la salud ósea y el sistema inmunitario. Sin embargo, una exposición excesiva a la radiación UV puede provocar quemaduras solares, fotoenvejecimiento (arrugas y manchas), inmunosupresión cutánea e incrementar el riesgo de cáncer de piel a medio y largo plazo. Por ello, la OMS recomienda iniciar medidas de protección cuando el Índice UV sea ≥ 3, y la AEMPS alerta de que ningún protector solar es infalible si no se acompaña de buenos hábitos.
Conoce el Índice Ultravioleta (UVI)
Para saber cuándo debemos extremar precauciones, conviene consultar a diario el Índice Ultravioleta (UVI), que indica la intensidad de la radiación solar. Cuando el UVI supera el nivel 3, la OMS recomienda protegerse con barreras físicas y químicas; por encima de 6, señala un riesgo alto, especialmente entre las 12:00 y las 16:00 horas. Por ello, planificar actividades al aire libre evitando esas horas punta y buscando sombra siempre que sea posible es un primer paso muy efectivo para cuidar nuestra piel.
El Índice Ultravioleta informa sobre la intensidad de la radiación solar y su potencial nocivo, de manera análoga a una previsión meteorológica.
- UVI 0–2 (Bajo): Riesgo mínimo.
- UVI 3–5 (Moderado): Precaución. Protección recomendada.
- UVI 6–7 (Alto) y superior: Riesgo elevado. Limitar la exposición al aire libre, especialmente de 10:00 a 16:00 horas.
Consultar diariamente el UVI local —a través de apps oficiales o previsiones meteorológicas— permite ajustar actividades y protegerse de forma proactiva.
Hábitos de exposición solar saludable
Además de recurrir a sombreros de ala ancha y a gafas de sol homologadas (UV400), elegir ropa ligera que cubra brazos y piernas y tejidos con factor de protección ultravioleta (UPF) contribuye significativamente a reducir la exposición directa. No obstante, el uso de protector solar sigue siendo imprescindible: los dermatólogos de la AEDV aconsejan aplicar al menos 30 ml de crema —aproximadamente dos cucharadas soperas— en todo el cuerpo de un adulto, con un factor de protección (SPF) igual o superior a 30 (idealmente 50 en personas de piel clara o en situaciones de alta radiación). Es importante extenderlo media hora antes de salir al exterior y reaplicarlo cada dos horas, o inmediatamente tras nadar, secarse con toalla o sudar profusamente.
Uso correcto del protector solar
Elegir un fotoprotector de amplio espectro (UVA y UVB) con un SPF ≥ 30 (idealmente ≥ 50 en zonas de alta radiación o piel muy clara). Los dermatólogos de la AEDV aconsejan aplicar:
- Media hora antes de la exposición para que los filtros se activen correctamente.
- Cantidad suficiente: 30 ml (aprox. dos cucharadas soperas) para cubrir el cuerpo de un adulto, y dos líneas en los dedos para la cara.
- Reaplicación cada 2 horas y siempre tras nadar, secarse o sudar.
Seguir las instrucciones del etiquetado y prestar especial atención a zonas sensibles: labios, cuero cabelludo, orejas y empeines.
Fotoprotección adecuada
Además del protector solar, la fotoprotección pasa por barreras físicas:
- Ropa y tejidos con protección UV (UPF): Camisas de manga larga, pantalones y tejidos de trama cerrada.
- Sombreros de ala ancha: Cubren cara, cuello y orejas.
- Gafas de sol homologadas (UV400): Protegen los ojos de las radiaciones UVA y UVB.
- Sombras y parasoles: Buscar espacios frescos y bien cubiertos.
Estas medidas complementarias son recomendadas por la OMS para reducir drásticamente la exposición directa y reflejada.
Otros hábitos de exposición saludable
- Evitar el sol directo entre 12:00 y 16:00 horas, periodo de máxima intensidad UV.
- Alternar periodos de sol y sombra, incrementando gradualmente el tiempo de exposición.
- No buscar prolongadas sesiones de bronceado, pues ni el fotoprotector ni la melanina natural eliminan completamente el daño UV.
Implementar estas pautas reduce el riesgo de quemaduras y daños acumulativos en la piel.
Hidratación y cuidados posteriores
- La exposición solar requiere una hidratación constante, tanto interna como externa:
- Beber al menos 1,5 litros de agua al día para mantener la función celular y la elasticidad de la piel.
- Aplicar cremas hidratantes o after-sun tras la exposición para reparar la barrera cutánea y aliviar posibles irritaciones.
Poblaciones especialmente vulnerables a la exposición solar
- Niños menores de 3 años: Evitar la exposición directa; preferir ropas y sombreros como barrera primaria.
- Fototipos claros (I y II): Riesgo más alto de quemaduras; usar SPF ≥ 50.
- Personas inmunosuprimidas o con antecedentes de cáncer de piel: Necesitan fotoprotección oral y tópica reforzada, según paneles de expertos en oncología y dermatología.
Al incorporar estos sencillos hábitos en tus jornadas veraniegas, disfrutarás de los beneficios del sol —más alegría, mejor estado de ánimo y producción óptima de vitamina D— sin renunciar a la salud de tu piel. Para profundizar, puedes acudir a tu farmacéutico o dermatólogo de confianza. ¡Disfruta del verano cuidándote de verdad!
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