Uno de los primeros síntomas de que uno tiene demasiadas preocupaciones, estrés o incluso ansiedad, es el conocido como bruxismo, el hábito involuntario e inconsciente de apretar los dientes o rechinarlos durante el día y/o la noche, de manera que además de dañar la dentadura podemos causarnos otros problemas relacionados con la musculatura de la cara e incluso del cuello.
Los expertos señalan que uno de cada cinco españoles acabará desarrollando patologías psiquiátricas al menos una vez en la vida, y precisamente la depresión y la ansiedad son las más comunes (en cualquiera de sus formas y estadios). Muchas veces las personas que presentan estas patologías no son conscientes de que las sufren, pero si tenemos bruxismo es una señal de alarma que nos debe llevar a pensar que quizás haya un problema de base mucho más importante.
El bruxismo es un acto normalmente inconsciente que consiste o bien en apretar los dientes fuertemente o bien en rechinarlos, con lo cual estaremos limando la dentadura y desgastando el esmalte de nuestros dientes. Y aunque no se conoce la razón que lo causa, sí hay varios factores que están directamente relacionados con el bruxismo. Los expertos apuntan que una alineación inadecuada de nuestra dentadura, malos hábitos de sueño o la alimentación pueden desencadenarlo. Sin embargo los principales motivos que llevan a una persona a tener bruxismo son la ansiedad y el estrés.
Y cuando estos episodios de estrés y ansiedad se prolongan en el tiempo, además de los problemas que ello acarrea a nivel psicológico, puede provocarnos un bruxismo crónico que se traduce en constantes dolores de cabeza, dolor en la mandíbula, tensión en los músculos de la cara y el cuello, dolor de oído, insomnio y tensión constante. La solución no es sencilla aunque existen «parches» para hacer más llevadero este problema. El primero de ellos pasa por acudir al odontólogo y descubrir el daño en nuestra dentadura y hacernos con una férula de descarga. La férula, una funda de plástico que se hace a medida de nuestra dentadura, hay que utilizarla todo el tiempo que nos sea posible, ya que evitará el contacto entre la dentadura inferior y superior reduciendo el daño entre los dientes y la tensión muscular en la zona. Y es que hay que tener en cuenta algo muy importante, y es que nuestros dientes, los inferiores y los superiores, sólo entran en contacto cuando estamos masticando. Todo lo demás es bruxismo.
Especialmente indicadas para las horas de sueño, la férula no es la solución, ya que los dolores vuelven en cuanto se deja de usar. El bruxismo hay que atacarlo desde la raíz, descubrir la causa, normalmente psicológica, que nos origina esa ansiedad que nos hace a su vez estar en tensión toda la noche, apretando la mandíbula o rechinando los dientes. La solución, por lo tanto, nos la dará un psicólogo y en casos crónicos lo más recomendables es acudir a él cuanto antes.
Pero para paliar las molestias que causa el bruxismo, para relajarnos y disminuir el estrés, hay un montón de ejercicios y terapias que podemos hacer, como el yoga o el pilates. Aquí os dejamos siete actividades para reducir la ansiedad. Además, masajear la zona dolorida, hacer respiraciones de relajación, poner paños calientes en la zona afectada, beber mucho agua y no comer chicles (que nos hacen estar masticando todo el día), son algunas de las cosas que nos pueden ayudar a disminuir los efectos del molesto bruxismo.