Uno de cada cinco menores presenta una patología psiquiátrica y el 70% de los trastornos mentales tiene su origen en la etapa infantil, esta importante prevalencia hace que la prevención primaria y secundaria sean fundamentales en esta etapa de la vida. De la misma forma, la existencia de una especialidad en esta materia tan sensible es prioritaria. Estas son algunas de las conclusiones del “Libro Blanco de la Psiquiatría del Niño y el Adolescente”, patrocinado por la Fundación Alicia Koplowitz a través de la “Cátedra Fundación Alicia Koplowitz – Universidad Complutense de Madrid”.
Las patologías más frecuentes en menores son los trastornos del desarrollo neurológico (discapacidades intelectuales, hiperactividad, déficit de atención), la esquizofrenia, el trastorno bipolar y los relacionados con el estrés, comida, sueño, ansiedad o depresión. Es importante tener en cuenta que el número total de estancias derivadas de los trastornos mentales se focaliza en el grupo de entre 15 y 24 años, y alcanza los 205.084 días. Las patologías que requieren un mayor número de días de estancia de ingreso son los trastornos neuróticos, los de la personalidad y otros trastornos mentales no psicóticos (excepto drogas y alcohol).
Dentro de este contexto, la depresión está clasificada como la causa más importante de discapacidad en el mundo. Una media de 800.000 personas se suicidan anualmente (los trastornos mentales son una de las principales causas de suicidio). La edad media de estas personas se sitúa entre los 15 y los 44 años.
[blocktext align=»right»]Una media de 800.000 personas se suicidan anualmente, y los trastornos mentales son una de las principales causas de suicidio.[/blocktext]
Según reflejan los datos del citado libro blanco, Navarra y Cataluña son las comunidades con una mayor prevalencia de las patologías relacionadas con la Psiquiatría del Niño y el Adolescente. Por otra parte, las comunidades con el mayor índice de nuevos pacientes atendidos son Castilla y León, Navarra, Cataluña, Extremadura y la Comunidad de Madrid. Finalmente, aquellas con un mayor volumen de actividad ambulatoria de Psiquiatría del Niño y el Adolescente son Cataluña, Navarra y País Vasco.
Pese a la creciente importancia de la salud mental, es importante destacar que, independientemente de que la recomendación internacional sea la de contar con una media de unos 14 psiquiatras por 100.000 habitantes, España cuenta solo con una media de 2,6 psiquiatras por 100.000 habitantes, existiendo diferencias significativas entre comunidades autónomas, que van desde el mayor ratio del País Vasco, con un ratio de psiquiatras de 9,28 por 100.000 habitantes, al de Extremadura con un ratio de 1,65. “Otra carencia importante detectada en este Libro Blanco es la falta de recursos asistenciales intermedios, como los Hospitales de Día”, destaca el doctor Arango.
Respecto a los planes y estrategias sanitarias en torno a la salud mental en la infancia, según este experto, “actualmente, no todas las comunidades autónomas cuentan con una estrategia específica común implantada y vigente para abordar las patologías relacionadas con la salud mental del niño y el adolescente”.
Fruto de esta situación, en parte, es el hecho de que no se cuente con un registro estandarizado de enfermedades mentales en esta etapa de la vida, que afecta en nuestro país a uno de cada ocho menores de 18 años, es decir a un millón de personas. Según se recoge en el Libro Blanco, en el año 2012 el 18% de la población española (8.309.801 de un total de 46.196.278 personas) era menor de edad (entre los 0 y los 17 años) y de este porcentaje hasta el 20% -un total de 1.600.000 niños o el equivalente a uno de cada cinco – padecerá a lo largo de su infancia y adolescencia al menos un trastorno mental. “La trascendencia de la Psiquiatría Infantil y Juvenil se refleja en que la mitad de los trastornos aparecen por primera vez antes de los 14 años y más del 70% comienzan antes de los 18 años”, añade el doctor Arango.
Los principales grupos de patologías son los trastornos del neurodesarrollo (que incluye discapacidades intelectuales, trastornos del espectro autista, trastornos de la comunicación, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastorno específico del aprendizaje, trastornos motores y otros trastornos del desarrollo neurológico), el espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, el trastorno bipolar y los relacionados con la depresión, la ansiedad, la alimentación, el sueño y el estrés, entre otros.
En este ámbito complejo, se hace necesario dotar de estructuras y recursos a las Redes Autonómicas de Psiquiatría del Niño y el Adolescente, constituir y acreditar la especialidad, fomentar la prevención, la coordinación entre los colectivos implicados en la atención, homogeneizar y definir las funciones de los perfiles de los profesionales, mejorar los sistemas de información y el registro de datos de los pacientes, y el desarrollo de guías clínicas y terapéuticas centradas en estas edades, son algunas de las recomendaciones para la mejora de la Psiquiatría del Niño y el Adolescente recogidas en el Libro Blanco de la Psiquiatría del Niño y el Adolescente, promovido por la Fundación Alicia Koplowitz a través de la “Cátedra Fundación Alicia Koplowitz – Universidad Complutense de Madrid”, elaborado por la consultora PwC y que ha sido coordinado por el doctor Dr. Celso Arango López, jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y director científico del CIBERSAM (Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental), así como director de la Cátedra de Psiquiatría Infantil Fundación Alicia Koplowitz-UCM.
Junto a este importante documento destaca también el Documento de Consenso para los Primeros Episodios Psicóticos en la Infancia y la Adolescencia, impulsado por CIBERSAM y realizado con la colaboración de Otsuka Pharmaceuticals S.A. Lundbeck, que se ha llevado a cabo con el fin de conseguir homogeneizar criterios de toma de decisión de los clínicos sobre la mejor opción en el diagnóstico y el tratamiento en los primeros episodios psicóticos infanto – juveniles.