Qué es la «fiebre del Heno»

La fiebre del heno es una patología muy frecuente, especialmente en primavera y verano, cuando el polen es abundante.

La fiebre del Heno es una patología es muy frecuente, especialmente en la época de primavera y verano, cuando el polen es abundante y las condiciones climatológicas son adecuadas. La fiebre del Heno también es denominada como rinitis alérgica, debido a que aquellas personas que presentan una especial sensibilidad a estas partículas generan una reacción de hipersensibilidad en la mucosa nasal fundamentalmente, lo cual provoca una sintomatología generalmente local bastante molesta e incómoda.

Los síntomas asociados a la fiebre del Heno se basan fundamentalmente en congestión nasal con sensación de taponamiento, rinitis con secreción de moco acuoso abundante, dificultad por lo tanto para respirar, lo que obliga en muchas ocasiones a respirar por la boca con lo que supone de posibilidad de desarrollar faringitis con tos seca y molestias locales.

El cuadro que en principio puede no generar mayores inconvenientes que los derivados de sus síntomas puede tener algún tipo de complicación, como puede ser la aparición de sinusitis por taponamiento de los senos paranasales con todo el cortejo sintomático que ello conlleva (dolor local que puede ser intenso, cefalea, sensación de ocupación paranasal etc…), además si la exposición es frecuente puede provocarse una rinitis de carácter crónico, así como la presencia de pólipos que dificulten la calidad de vida del paciente en un momento determinado. Otros fenómenos asociados a la fiebre del Heno puede ser la conjuntivitis que provoque lagrimeo e irritación ocular e incluso episodios de otitis media asociados a una faringitis intercurrente.

En algunos casos más graves de fiebre del Heno puede haber una afectación de vías respiratorias inferiores con bronquitis e incluso algún episodio de carácter asmático provocado por la reacción del alérgeno (polen) con la mucosa bronquial.

Cuando un agente extraño penetra en el organismo se ponen en funcionamiento todos los mecanismos del sistema inmunitario con el objeto de neutralizar dicho agente. Pero ¿qué ocurre cuando ese agente extraño es capaz de provocar una reacción de hipersensibilidad en una persona alérgica? En ese caso, se produce un mecanismo que actúa en dos fases que culminan dando lugar a los síntomas propios de la alergia cuando la persona alérgica vuelve a entrar en contacto con el alérgeno y se produce una reacción del sistema inmunitario.

shutterstock_150354521Ante los síntomas de alergia, es importante realizar un diagnóstico de certeza por parte del especialista, para saber si esos síntomas efectivamente se deben a una reacción alérgica o si, por el contrario, se deben a otra causa. Esto permitirá administrar el tratamiento adecuado, prevenir la aparición de síntomas en el futuro y evitar la toma de medicación incorrecta e innecesaria.

Además del tratamiento propio de una alergia con antihistamínicos o una eventual vacuna, la fiebre del Heno o rinitis alérgica puede requerir del uso de inhibidores de leucotrienos, corticoides tópicos para disminuir la hinchazón de las vías nasales, descongestionantes por vía oral que son efectivos en rinitis alérgica y no alérgica, pero tienen efectos secundarios, como insomnio, pérdida de apetito, irritabilidad y palpitaciones. Deben por tanto emplearse con precaución y siempre a criterio del médico. Los descongestionantes tópicos producen vasoconstricción y disminuyen el edema pero no actúan en la respuesta inmunológica.

No se recomienda su uso continuado porque pueden producir rinitis medicamentosa y hay que tener en cuenta que no tienen efecto sobre el picor, los estornudos ni la rinorrea. También han de ser utilizados a criterio del especialista. Otros productos como los inhibidores de la degranulación de los mastocitos, son efectivos en la prevención de los síntomas y en el caso de los anticolinérgicos tópicos pueden ser eficaces en la reducción de la rinorrea, en todo caso será el criterio del médico el que establezca qué producto es el indicado en cada caso y paciente. Hemos de atender siempre al consejo que nos dé el experto.