Celiaquía refractaria: La forma más grave de celiaquía

Mujer con las manos en la tripa por el dolor en el intestino, podría ser consecuencia de una celiaquía refractaria no diagnosticada

La celiaquía es una enfermedad inflamatoria del intestino, de carácter sistémico y autoinmune, cuyo único tratamiento es la dieta sin gluten estricta y para siempre.

 

Con una dieta sin gluten, los celiacos tienen una vida normal y plena, sin embargo un pequeño porcentaje de celiacos no mejoran con la dieta. Se trata de la celiaquía refractaria, la forma menos común pero la más grave de celiaquía.

La celiaquía refractaria es poco común, sin embargo cuando se da es importante diagnosticarla precozmente y determinar qué tipo de celiaquía refractaria padece el paciente. Los síntomas que pueden llevar a un profesional de la salud a sospechar que un paciente padece celiaquía refractaria, es que, tras al menos 12 meses de dieta sin gluten estricta, los clasicos síntomas de la celiaquía ya sean extradigestivos o digestivos siguen manifestándose.

Según establecen los expertos, hay dos tipos de celiaquía refractaria:

  • La celiaquía refractaria Tipo I, es una enfermedad menos grave
  • Tipo II: El paciente requiere mayor control y muchas veces tendrá que someterse a medicación, incluso a corticoides. Los pacientes con Refractaria Tipo II pueden llegar a desarrollar graves patologías como el linfoma.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que a veces los celiacos pueden no mejorar con una dieta sin gluten debido a otras patologías como insuficiencia pancreática, yeyunitis ulcerativa, linfoma intestinal, sobrecrecimiento bacteriano intestinal, intolerancia a otros alimentos como lactosa o fructosa, incumplimiento de la dieta con pequeñas transgresiones habituales, etc.

Diagnóstico de la celiaquía refractaria

Si descartamos estas patologías y el paciente sigue sin notar mejoría, se puede diagnosticar celiaquía refractaria por exclusión. Y es que el diagnóstico actual de celiaquía refractaria es muy complejo, entre otras cosas por el número tan pequeño de personas que la padecen. 

Las pruebas diagnósticas de celiaquía refractaria incluyen el análisis de las células del material genético del tejido que se extrae en una gastroscopia. Esta prueba ayudará a los profesionales a determinar si se trata de una celiaquía refractaria Tipo I o tipo II, lo que podría llevar al paciente a desarrollar el denominado como linfoma de linfocitos T.

Por todo esto es muy importante que los pacientes con celiaquía acudan al especialista si después del diagnóstico y de unos meses de dieta los síntomas no remiten. La gran mayoría de las veces la razón por la que persisten es porque no se está haciendo la dieta adecuadamente, pero cabe la posibilidad de estar frente a una celiaquía refractaria que hay que diagnosticar cuanto antes, aconsejan desde Celicidad.