Cinfa ofrece diez consejos para evitar disfonía o pérdida de voz
En plena pandemia, la mascarilla se ha convertido en un elemento de protección indispensable contra la Covid-19. No obstante, su uso nos lleva a menudo a hablar más alto de lo habitual y las consecuencias no se han hecho esperar: el Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM) alerta de que durante los últimos meses, la salud de nuestras cuerdas vocales se está resintiendo y están apareciendo patologías como disfonía (ronquera, cambios de timbre de voz, pérdida parcial de la voz) o afonía temporal (pérdida total de la voz).
Una de las causas más habituales de este problema es la inflamación de la laringe, la parte del sistema respiratorio donde se hallan las cuerdas vocales. Como explica el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, “con la mascarilla puesta, el volumen de nuestra voz se amortigua levemente, ya que ha de atravesar la tela. A este factor se une la distancia de seguridad y, a menudo, el ruido de ambiente y el hecho de que los demás no puedan ver nuestra boca mientras hablamos. La suma de estos obstáculos altera nuestra propia percepción de la voz -tenemos la sensación de que se nos oye menos-, lo que nos lleva a alzarla para compensar. Así es como aparecen la inflamación de garganta y la disfonía y afonía”. También es habitual la aparición de picor de garganta, tos, necesidad de carraspear e, incluso, dolor de garganta.
Existen diferentes técnicas y sencillas recomendaciones que pueden ayudar a prevenir los problemas en la voz. “Sobre todo, al hablar con la mascarilla puesta, debemos enfocarnos en vocalizar y respirar adecuadamente, no en hablar más alto. Y también puede ayudar gesticular con mayor énfasis para compensar la falta de acceso a las expresiones faciales. En general, resulta crucial mantener las cuerdas vocales hidratadas y evitar hábitos como el tabaquismo”, recomienda el experto de Cinfa.
Consejos para cuidar nuestra voz durante la pandemia:
- No hables más alto cuando lleves la mascarilla. Solo conseguirás forzar y dañar tus cuerdas vocales. En su lugar, enfócate en vocalizar y articular adecuadamente, hablando de manera más pausada y siempre con un tono e intensidad moderados. Además de cuidar tu voz, mejorarás la comprensión por parte de quienes te escuchan. En este sentido, también puede ser de ayuda una mayor gesticulación, así como asegurarnos de establecer contacto visual con la persona a la que nos dirigimos antes de comenzar a hablar. Y por supuesto, no reduzcas la distancia de seguridad para que te oigan mejor
- Respira adecuadamente. Es decir, inspira por la nariz y espira por la boca, también cuando lleves la mascarilla. Al hablar, realiza respiración diafragmática en lugar de pulmonar (empleando más el abdomen que el pecho) y no agotes el aire. Así, necesitarás un menor esfuerzo para emitir los sonidos vocales.
- Haz uso de las pausas y los silencios. En el caso de que trabajes con la voz o seas propenso a sufrir afonía o disfonía, haz pausas para descansar e hidratarte. Mientras estés realizando actividad física o si tienes sensación de sequedad en la garganta o ronquera, trata de mantenerte en silencio.
- Mantén tus cuerdas vocales hidratadas. De esta manera, estarán perfectamente lubricadas y también se mantendrán húmedas las mucosas de tu garganta. Para ello, procura beber agua a menudo, a ser posible a sorbos, pero sin abusar de estar continuamente quitando y poniéndote la mascarilla. También es útil hacer gárgaras con agua que no esté muy fría. Es conveniente reducir el consumo de bebidas alcohólicas o con cafeína, pues producen o agravan la deshidratación.
- Si trabajas con la voz, usa micrófono. Por ejemplo, si eres profesor o tienes que proyectar la voz para que te escuche mucha gente, puedes recurrir a sistemas de amplificación de la voz como micrófonos de diadema. Al mismo tiempo, trata de reducir al máximo el ruido ambiente de la estancia cuando hables.
- No carraspees con demasiada frecuencia. Esta acción implica un sobreesfuerzo que inflama las cuerdas vocales. Si necesitas hacerlo, suelta el aire por la boca al tiempo que pronuncias una “h”. Evita también, dentro de lo posible, toser o sonarte la nariz con demasiada fuerza. Un descanso, un periodo de silencio, puede ayudar a disminuir esa necesidad de carraspear
- Mantén una correcta postura corporal. La espalda ha de estar vertical y cabeza, cuello y columna, bien alineados. Así obtendrás mayor resonancia, el sonido se proyectará mejor y no sentirás la necesidad de hablar más alto, al tiempo que evitas tensión muscular en la columna.
- No fumes y cuida tu alimentación. Además de ser causa de cáncer de pulmón y laringe, el tabaquismo altera de manera permanente el tono y otras características de la voz. En cuanto a tu dieta, ha de ser variada y excluir los alimentos demasiado fríos o calientes. Evita también las comidas picantes. Si tienes la garganta irritada, toma caramelos de regaliz, miel o cítricos en vez de los de menta pero sin abusar de ellos. También puedes preguntar a tu farmacéutico por grageas o comprimidos específicos para suavizar la garganta.
- Evita los ambientes secos y poco húmedos. Para ello, sé moderado en el uso del aire acondicionado y la calefacción. Si es necesario, recurre a un humidificador para aumentar la humedad del aire. Asegúrate también de que la temperatura es adecuada para evitar que se resequen las mucosas, así como de que el recinto está bien ventilado, con el fin de que no se acumulen polvo, humos, gases o sustancias irritantes.
- Acude a tu médico si no notas mejoría. Si la disfonía no mejora o se produce con mucha frecuencia, o si aparece afonía, no dudes en acudir al médico para descartar una infección o una alteración de las cuerdas vocales.