Según un informe de la Organización de Mundial de la Salud (OMS), cada porción de 50 gramos de carne procesada tomada diario incrementa en un 18% el riesgo de padecer cáncer colorrectal.
Se entiende por carne procesada aquella que se ha transformado a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su conservación. En este sentido, la Dra. Guadalupe Blay, responsable del Grupo de Trabajo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), ha señalado en una entrevista con el Instituto ProPatiens que “reducir el consumo de carne es mejor para nuestra salud y más sostenible para el planeta”.
Dra. Guadalupe Blay: “Reducir el consumo de carne el mejor para nuestra salud y más sostenible para el planeta”
Así, un consumo moderado va a aportar proteínas de alto valor biológico, de vitamina B12 y hierro, de forma eventual, pero disminuyendo el riesgo de desarrollo de las enfermedades asociadas. Revistas científicas como ‘The Lancet’ también relacionaron el consumo de carne roja con el cáncer ya desde 1997. Por ello, los expertos consideran que es conveniente comer más carne blanca que roja. Por su parte, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda un consumo moderado de carne de entre dos y cuatro veces por semana, «preferiblemente de pollo o conejo y no más de dos raciones a la semana de carne roja».
Aunque la carne es fuente de proteínas de alto valor biológico, también lo es de grasa saturada y colesterol. Reduciendo el consumo de carne, se disminuye la presencia de este tipo de grasa en la dieta diaria. Aún más cuando se trata de derivados cárnicos, que suelen tener mayor contenido graso, así como de sal, tan asociada a la hipertensión arterial. Por tanto, reducir el consumo de este tipo de alimentos va a ayudar a disminuir el riesgo cardiovascular. Según la OMS, la ingesta de grasas saturadas debería representar menos del 10% de la ingesta calórica total.
La ingesta de grasas saturadas debería representar menos del 10% de la ingesta calórica total
Por otra parte, Sanidad también recomienda reducir el consumo de pescado a 3 o 4 raciones a la semana. “La Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición AESAN del Ministerio de Sanidad ha actualizado sus recomendaciones sobre el consumo de pescado por la presencia de mercurio, cadmio y plomo, pero también de sustancias orgánicas como los hidrocarburos aromáticos policíclicos, las dioxinas y muchos plaguicidas”, ha apuntado la Dra. Blay.
La concentración de este metal es alta en el atún rojo, el pez espada y los tiburones tintorera y marrajo, todos ellos peces predadores, de gran tamaño y longevos
La concentración de este metal es alta en el atún rojo, el pez espada y los tiburones tintorera y marrajo, todos ellos peces predadores, de gran tamaño y longevos. Asimismo, la AESAN extiende esta calificación a otras especies de tiburón: cazón, mielgas y tintorera, y al lucio. “Muchas de estas sustancias se relacionan con alteraciones en los sistemas inmunológico y nervioso y enfermedades vasculares. Por otra parte, otras especies, como el bonito, la merluza y la lubina, tienen un nivel medio de mercurio. Sin embargo, la mayoría de los estudios señalan que la ingesta de pescado está relacionada con una reducción significativa del riesgo de padecer enfermedades mentales, cardiovasculares, derrame cerebral, alzhéimer y diabetes tipo II. Por ello, se recomienda evitar el consumo de grandes pescados y, en el caso de embarazadas y niños, limitar su consumo eligiendo preferentemente especies pequeñas”.
Así, la combinación de un estilo de vida mediterráneo con un buen sistema de prevención en el ámbito de la Atención Primaria es la base para la intervención en la dieta de los pacientes. La Dra. Blay ha recomendado comer dos piezas de carne roja y dos de pescado a la semana. Por último, ha manifestado que para mantener una alimentación saludable es importante seguir las recomendaciones de la pirámide de alimentación saludable de la Sociedad Española de Neurociencia (SENC).