Es importante destacar que no es lo mismo VIH que SIDA.
El VIH es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, un virus que ataca al sistema inmunológico y disminuye la capacidad del organismo para defenderse de enfermedades o infecciones a las que normalmente se las conoce como «oportunistas». Es decir, el VIH nos debilita.
Solemos relacionarlos y confundirlos, pero es importante conocer a fondo lo que supone cada uno y las diferencias entre VIH y SIDA.
Una persona puede tener VIH y no haber desarrollado SIDA. Tener el VIH supone haber estado expuesto al virus, es decir el virus está en tu organismo multiplicándose debilitando tu sistema inmunológico, pero no significa que se haya desarrollado el SIDA. Es decir, una persona puede tener el virus y ser portador asintomático durante mucho tiempo.
El SIDA es el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, y es la etapa de la infección por VIH caracterizada por la aparición de los síntomas de algunas enfermedades relacionadas con el deterioro del sistema inmunológico. El SIDA es la etapa más grave de la infección por VIH, ya que en este punto de la infección el sistema inmune es incapaz de defender nuestro organismo de los ataques externos de enfermedades que pueden acabar con la vida del paciente.
A día de hoy es importante resaltar que una persona con VIH puede vivir una larga y plena vida con la medicación adecuada.
Es decir, el VIH y el SIDA ya no son mortales, sino que han sufrido un proceso de cronificación debido al avance de la ciencia y la medicina. Sin embargo sí que es necesario hacer hincapié en la importancia de la adherencia al tratamiento para que no se produzcan recaídas y mantener nuestro sistema inmunológico lo más fuerte posible.
Este proceso de cronificación del SIDA podría estar provocando un menor temor de la población ante esta enfermedad, debido a que ya no es mortal. Lo cual es un terrible error.
Nunca bajar la guardia ante el riesgo de VIH
Al no ser ya una enfermedad mortal, se está perdiendo el miedo a al SIDA. Un error que puede llevar al recrudecimiento de la infección por VIH.
Cómo se contagia el SIDA
El virus, el VIH, llega al organismo por el torrente sanguíneo y pasa después a las células. El VIH invade y destruye un tipo de linfocitos propios de los glóbulos blancos, encargados de dirigir el funcionamiento de todo el sistema inmunológico.
Es dentro del linfocito donde comienza a reproducirse el virus, hasta destruirlo completamente. Transmitiendo la información genética de manera que las células que se crearán no defenderán al individuo sino que seguirán destruyéndo células. Así a medida que el virus avanza, el organismo se irá haciendo más y más débil frente a otras enfermedades.
Cómo actúa el VIH
La misión del VIH es la de atacar y destruir los linfocitos, en concreto los linfocitos CD4. Que forman parte del sistema inmunológico y su misión es la de fabricar anticuerpos para combatir las infecciones causadas por ataques de agentes externos.
Una vez infectado el virus se dirige a atacar los CD4, fijándose a su membrana y fusionando su cápside con la membrana celular. Es entonces cuando el VIH introduce su material genético en la célula para que lo replique, y se propague a través de la sangre infectando otras células.
La Carga Viral es el número de copias del virus que hay en circulación por la sangre, reduciendo la cantidad de linfocitos CD4 sanos en el organismo que acaba provocando la deficiencia inmunitaria. Con un sistema inmunológico debilitado el cuerpo no puede combatir el ataque de agentes provocando la aparición de enfermedades «oportunistas», las cuales no llegarían a desarrollarse frente a un sistema inmune no infectado.
Tratamiento contra el SIDA
Como hemos señalado anteriormente los avances en medicina han permitido que el SIDA pase de ser una enfermedad mortal a una enfermedad crónica gracias al seguimiento de un tratamiento antirretroviral.
El tratamiento antirretroviral impide que el VIH se replique reduciendo así la carga viral (no llega a eliminar el virus del organismo), lo que posibilita que el sistema inmunitario se recupere para combatir infecciones.
Es muy importante seguir correctamente con el tratamiento del VIH para que la acción de los fármacos sea la adecuada y permitan al sistema inmune recuperarse.