Si el embarazo es una etapa complicada en la vida de una mujer, en verano aún lo es más. Las altas temperaturas provocan una mayor sensación de cansancio y agotamiento en la mujer y hay ciertas medidas que hay que tomar para hacerlo lo más llevadero posible y que no suponga riegos ni para la futura mamá ni para el bebé.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), recomienda a las mujeres embarazadas durante los meses de verano cuidarse más con el objetivo de evitar deshidratación, fallo circulatorio o taquicardias, problemas que pueden llegar a poner en riesgo tanto la salud de la embarazada como la del feto.
Algunos de los consejos que ofrecen desde SEGO para evitar los problemas derivados de las altas temperaturas, son los siguientes:
- Hidratación. Si lo habitual es beber sobre dos litros de agua al día, durante el embarazo esta necesidad es mayor, y más aún si las temperaturas suben. Beber agua es lo más recomendable, pero también zumos, infusiones y refrescos sin azúcares añadidos.
- Protegerse debidamente del sol. Las mujeres embarazadas son más propensas a desarrollar pequeñas manchas en la piel denominadas melasmas, por eso es fundamental que utilicen una protección elevada, no se expongan al sol de forma directa y menos durante las horas centrales del día.
- Dieta adaptada al verano. La dieta durante el embarazo es muy importante, pero en verano es necesario adaptarla a las necesidades que suponen las altas temperaturas. Y es que en esta época es necesario seguir alimentándose entre 4 y 6 veces y consumir más frutas y verduras que en otra época del año. Nos aportarán fibra, minerales, vitaminas, agua…
- Calzado y ropa adecuada. Es necesario utilizar ropa holgada y cómoda, de tejidos ligeros y recurrir a calzado cómodo y mejor abierto para facilitar la circulación.