María Castellano: médica, maestra y humanista, es el título del libro homenaje a María Castellano Arroyo editado por el Consejo General de Colegios Oficiales (CGCOM) de Médicos y presentado en Madrid. Castellano es la primera mujer Catedrática de una Facultad de Medicina en España, miembro de la Real Academia Nacional de Medicina y un referente a nivel nacional e internacional en el ámbito de la Medicina Legal y Forense y Medicina del Trabajo. Hablamos con ella tras el homenaje brindado por el CGCOM.
-Pionera al obtener una cátedra de Medicina y segunda mujer en acceder a la Real Academia Nacional M, ¿qué se siente en un día tan especial como este?
-Alegría y satisfacción por la ocasión de poder expresar todo el agradecimiento y el afecto que debo a todas las personas que han estado a mi lado a lo largo de mi vida.
-Como mujer, que ha roto tantos techos de cristal, dedicada en gran parte de su vida a la docencia, ¿cómo ve el futuro del sector en este aspecto para las mujeres? ¿le cuesta más a una mujer, dentro de este sector, destacar?
-Desde los años 80, en España hemos vivido una feminización de profesiones como la Justicia, la Medicina y la Docencia. En mi opinión las normas que imponían la “Cuota”, fueron inoportunas porque las mujeres ya estábamos allí y llegar a los más altos cargos era cuestión de pocos años, sin embargo a partir de aquello parecía que ocupabas determinados cargos o puestos gracias a la “cuota”. Lo que es necesario es promover la dedicación de las mujeres a carreras técnicas y aspirar a cargos en las compañías importantes privadas y públicas
-Ha dedicado su vida a la docencia de profesionales de la salud y nos encontramos ahora en un momento en el que se está ofreciendo también formación a los pacientes, ¿de qué manera cree que se debe hacer esta formación?
-El paciente debe estar en el centro de la asistencia sanitaria; la formación del paciente debe buscar que comprenda mejor su enfermedad, los beneficios que se derivan de los tratamientos y aquello que puede ser favorable para su bienestar. Una buena formación e información mejorará la relación entre el paciente y los profesionales que le atienden , tendrá más confianza, cumplirá los tratamientos, comprenderá mejor la administración adecuada de recursos. En definitiva, el primer beneficiado será el paciente, pero también el sistema sanitario y quienes lo hacen posible.
En mi opinión las normas que imponían la “Cuota”, fueron inoportunas porque las mujeres ya estábamos allí, y llegar a los más altos cargos era cuestión de pocos años, sin embargo a partir de aquello parecía que ocupabas determinados cargos o puestos gracias a la “cuota”.
Una buena formación e información mejorará la relación entre el paciente y los profesionales que le atienden , tendrá más confianza, cumplirá los tratamientos, comprenderá mejor la administración adecuada de recursos.
-El paciente está en el centro del sistema, pero, ¿realmente el sistema trabaja con esta premisa o hay modificaciones sustanciales que hacer aún?
– Hay mucho por hacer. La formación del paciente es necesaria, hay que evaluar los resultados que se derivan de estos procesos de formación y, algo muy importante, los pacientes tienen que aportar sus vivencias, sus necesidades y sus opiniones sobre todo lo que desde el sistema se hace para ellos.
-¿Qué opina de iniciativas como el Instituto Propatiens, cuyo objetivo es ayudar a las asociaciones de pacientes a formarse y a alcanzar sus metas?
-Es un objetivo loable y necesario para que todo lo que he dicho se haga con eficacia, eficiencia y con los mejores resultados
-¿Cómo ve el papel de las asociaciones de pacientes en España? ¿Y en Europa?
-Están iniciando un proceso que tiene un excelente porvenir. Hay ilusión por hacer un proceso sólido, trasparente, noble y que se cumpla la gran preocupación deontológica actual en asistencia sanitaria, que el beneficio del paciente, su seguridad, su dignidad, su participación desde su autonomía y responsabilidad estén garantizadas.
-¿Cuál cree que debería ser el papel de las asociaciones de pacientes en la sociedad?
-Colaborar con los profesionales sanitarios, los investigadores, la industria farmacéutica y la administración sanitaria, para que los recursos se destinen allí donde sean más necesarios, donde proporcionen más beneficio al mayor número de personas y para que no quede nadie sin que se sienta atendido en el aspecto científico y en el humano.