Falta de deseo sexual y anorgasmia, dos caras de la misma moneda

La anorgasmia es un problema más común de lo que en principio parece. Se define como una falta o carencia de orgasmo en las relaciones sexuales. Este proceso es el segundo más frecuente en mujeres tras la falta de deseo y sin duda genera situaciones de preocupación, ansiedad, frustración y por qué no en algunos casos pueden aparecer síntomas relacionados con la depresión por la falta de autoestima que suela aparecer.

 

La anorgasmia puede ser primaria cuando no se ha tenido ningún orgasmo, o secundaria en aquellos casos en los que sí que se ha tenido algún orgasmo, pero por el motivo o la razón que sea ya no se tienen.

Las causas de la anorgasmia pueden ser múltiples y van desde problemas orgánicos como puede ser debido a alteraciones en el aparato genital femenino (vulvitis, vaginitis, sequedad vaginal, etc…), que provocan dificultad o incluso dolor (dispareunia) o molestias a la hora de mantener relaciones sexuales. También la anorgasmia puede ser debida a causas psicológicas y de hecho estas son las más frecuentes y pueden ser debidas a múltiples causas según abundan los expertos, una educación muy estricta y rígida, conflictos con la pareja, estrés emocional, problemas laborales, conflictos familiares, abusos en algún momento de la vida, etc…

La anorgasmia suele afectar psicológicamente a quien la padece, hasta tal punto que puede generar falta de confianza en sí misma.

Un denominador en común que suele aparecer en los casos de anorgasmia es el hecho de la falta de comunicación en la pareja, en ocasiones no existe la disposición o el impulso necesario para explicar a la pareja la situación y lo que está ocurriendo o también aquello que le gustaría practicar a la hora de mantener relaciones sexuales. Como siempre, la falta de comunicación por vergüenza o falta de confianza dan al traste con no pocas expectativas en este ámbito.

La anorgasmia suele afectar psicológicamente a quien la padece, hasta tal punto que puede generar falta de confianza en sí misma y pérdida de la autoestima, con lo cual se genera un círculo vicioso que retroalimenta la falta de comunicación y la carencia a la hora de compartir causas, problemas, frustraciones y deseos.

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La anorgasmia suele afectar psicológicamente a quien la padece.

Aunque la anorgasmia es un trastorno que puede afectar a hombres y mujeres, su incidencia es favorable a estas últimas, siendo una de las consultas más demandadas actualmente. No hay que olvidar que la anorgasmia y la falta de deseo son dos caras de la misma moneda.

En cuanto a la casuística, los especialistas en la materia afirman que “del 40% de las pacientes que precisarían ayuda y consulta, tan solo un 10% acuden a solicitar la ayuda de un profesional sanitario especializado en sexualidad: El resto de personas afectadas o bien tratan de solucionar el problema por sí mismas, práctica nada aconsejable, o conviven con su problema de forma larvada, lo que es todavía peor.

En cuanto a ¿qué se puede hacer una vez identificado el problema de la anorgasmia?, sin duda que lo mejor y lo primero es acudir a un centro especializado o a un experto clínico en la materia. A grandes rasgos algunos consejos que apuntan los especialistas son:

1. Tratar de eliminar las actitudes negativas y prejuicios en torno a la sexualidad en general, y al orgasmo en particular.

2. Mejorar la relación y la confianza, a través de la comunicación entre la pareja, facilitando que las preocupaciones y los bloqueos salgan al exterior y se compartan, además de aportar al otro conocimiento de aquello que más agrada a la hora de mantener relaciones sexuales.

3. Programa de habilidades sexuales, que consiste en una serie de ejercicios específicos para esta disfunción como pueden ser por ejemplo los ejercicios de Kegel, destinados a reforzar el suelo pélvico.

Es importante que cuando una mujer o un hombre padece alguno de los problemas asociados a la anorgasmia sea capaz de reconocerlo rápidamente para así poder solucionarlo, porque el sexo es salud.

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