La Organización Mundial de la Salud trata de recordar los grandes perjuicios que acarrea el tabaco para la sociedad.
Y es que precisamente, entre las poblaciones con mayor riesgo de exposición pasiva al humo del tabaco destaca la pediátrica. Numerosos trabajos demuestran que el tabaquismo es un factor de riesgo en la aparición de enfermedades de las vías respiratorias, pudiéndose demostrar una relación entre la exposición al tabaco en edades tempranas de la vida y el posterior desarrollo de infecciones de las vías respiratorias altas y bajas.
Y por desgracia, las enfermedades respiratorias infantiles son extremadamente frecuentes y representan un alto porcentaje de morbilidad, visitas médicas e ingresos hospitalarios. En concreto, la bronquiolitis es una causa frecuente de morbilidad infantil que origina gran demanda asistencial en atención primaria y en los servicios de urgencias, así como un elevado número de ingresos hospitalarios en niños pequeños e infecciones nosocomiales.

El estudio concluye que la exposición al humo del tabaco tiene efectos nocivos para la salud del niño, especialmente para el aparato respiratorio, por lo que la interrupción del hábito tabáquico en mujeres en edad fértil tiene que ser una prioridad en medicina preventiva. El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible a la que se enfrenta la comunidad sanitaria y constituye el principal contaminante ambiental al que están expuestos los niños.
El estudio también muestra que el tabaquismo durante la gestación se ha relacionado igualmente con una mayor incidencia de hospitalizaciones por enfermedades infecciosas y respiratorias en la infancia.
Los síntomas más habituales con los que se presenta la bronquiolitis causada por el VRS son similares a los de un catarro común. Así cursa la mayoría de las veces en adultos y en la población infantil sana. Sin embargo, existe la posibilidad de que en lactantes y poblaciones de riesgo lo haga con tos grave y persistente, entre otros síntomas.
Los expertos recomiendan a los padres y cuidadores de los bebés que establezcan una serie de medidas higiénicas y de carácter preventivo, tales como extremar la limpieza de las superficies donde haya podido estar una persona que padecía la enfermedad, evitar el contacto físico del bebé con otros menores o familiares enfermos, utilizar pañuelos desechables, así como evitar los ambientes cerrados y muy cargados o exponer a los bebés al humo del tabaco. Cuando se trata de bebés pertenecientes a grupos de riesgo, es recomendable la inmunoprofilaxis.




