En el Día Mundial del Ictus, hablamos con el Presidente de Freno al Ictus, Julio Agredano, una asociación que trabaja con el foco puesto en la divulgación de una enfermedad que puede prevenirse en el 90% de los casos.
-En el día Mundial del Ictus, ¿cuál es el mensaje que queréis lanzar desde Freno al Ictus?
-Los días mundiales son días en los que los medios nos prestan más atención, pero nuestro trabajo es diario y en ese sentido los mensajes que lanzamos son siempre los mismos y son fundamentales para dar a conocer el ictus. Es necesario que la población conozca una enfermedad que causa al año más muertes en mujeres que el cáncer de mama, una enfermedad que registra 120.000 casos anuales en España y sin embargo de la que no se habla tanto como se debería.
-Son datos que desde luego deben ser conocidos…
-Sí, necesitamos que la enfermedad salga a la luz y tenemos siempre dos mensajes muy importantes que dar al respecto. Por un lado, es necesario que la población sepa que en el 90% los ictus pueden prevenirse. No llegamos al 100%, desgraciadamente, pero un 90% es una cifra muy elevada. Y la prevención es a través de unos hábitos de vida saludables, una dieta sana y variada, ejercicio, gestión del estrés y las emociones, nada de drogas ni tabaco y consumiendo el menos alcohol posible siempre. La única manera de abordar este tema es a través de la educación y la comunicación y desde Freno al Ictus hemos puesto en marcha diversos proyectos en esta línea como el de Héroes en casa, con niños.
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Casos de ictus que se pueden prevenir
ictus en España al año
Causa al año más muertes en mujeres que el cáncer de mama
-La prevención es siempre fundamental, pero en este caso también el tiempo, ¿verdad?
-Sí, ese es el segundo mensaje que tenemos que tener muy claro. Es una enfermedad tiempo-dependiente, en otras patologías el tiempo no tiene tanta importancia, pero aquí puede ser cuestión de vida o muerte. Es fundamental que todos sepamos entender cuáles pueden ser los síntomas de un ictus para ponernos en marcha cuanto antes, porque no debemos olvidar que en una situación así al hospital no vamos, al hospital nos llevan y los minutos son vitales. Es fundamental ser atendido cuánto antes por un equipo especializado que acudirá tras la llamada al 112. Cuando veamos señales de alerta no podemos dejarlas pasar, hay que llamar enseguida.
-¿Cuáles son esas señales de alerta?
-Siempre hablamos de tres señales que no tienen por qué darse a la vez, pero con que se dé una ya tenemos que hacer la llamada al 112. Siempre hablamos de la cara, los brazos y el habla. Si vemos que a una persona, o a nosotros mismos, se nos paraliza un lado de la cara, puede ser síntoma de ictus, es tan fácil como pedirle a alguien que sonría, que infle los mofletes… si no puede, hay que actuar rápido. También es síntoma de ictus notar problemas de fuerza o debilidad en un lado del cuerpo. Si le pedimos a alguien que levante los brazos y no puede, es un síntoma de ictus y habría que llamar. Por último el lenguaje, tanto a nivel expresión como comprensión. Solo hay que preguntar, cómo te llamas, qué día es hoy y si no responde con claridad, se traba… también hay que llamar. No tienen que darse los tres a la vez, pero tenemos que tenerlos siempre en mente porque el tiempo corre en contra del paciente con ictus. A continuación llamamos al 112 que nos hará una serie de preguntas y si confirman que es un posible ictus pondrán en marcha el protocolo adecuado. Por otro lado tenemos que tener muy claro que no se trata de una enfermedad de personas mayores, que es la idea que está en nuestra memoria colectiva. La gente piensa que un ictus solo lo puede sufrir una persona mayor y se piensa menos en ella, se le pierde el miedo, mientras que las cifras indican que el 35% de los ictus los sufren personas en edad laboral.
-La divulgación, la prevención de la enfermedad son fundamentales para tratar de reducir esa cifra de casos anuales, pero una vez que se ha sufrido un ictus y se sobrevive, ¿cuáles son las principales necesidades de los pacientes?
-El ictus, si no te mata, te incapacita, así que la recuperación pasa siempre por la vía de la rehabilitación. Un mensaje importante que tenemos que lanzar es que no hay recursos públicos suficientes. Tenemos un sistema de salud buenísimo y estupendo para los casos agudos, pero la recuperación y la reintegración después de esa persona en la sociedad requiere muchos recursos que no tenemos. Existen en lo privado pero son caros y no todo el mundo puede acceder a ellos. En este sentido hay una laguna muy clara, se necesitan más recursos en el sistema público.