En primavera y con el buen tiempo, las infecciones de la piel causadas por hongos tienden a aumentar de una forma importante, los expertos creen que hasta en un 30%. El incremento de las temperaturas y el contacto con el agua conforman los parámetros idóneos para la proliferación de este tipo de infecciones conocidas como dermatomicosis.
La mayor parte de las veces, el contagio se produce en piscinas, playas o duchas. Para que los hongos colonicen nuestra piel, basta con que ésta haya entrado en contacto con un objeto infectado, como serían alfombrillas, toallas o suelos contaminados. Así, resulta primordial extremar las precauciones en estos espacios para prevenir la aparición de este tipo de infecciones.
Las infecciones fúngicas son enfermedades causadas por hongos parasitarios u oportunistas, en el caso de que afecten a la piel, se habla de dermatomicosis, y en este caso, suelen afectar a las capas superficiales de la piel, es decir, la epidermis, el pelo y las uñas.
Son procesos muy comunes que pueden afectar a personas de ambos sexos y de cualquier edad, pero en general la frecuencia de las infecciones fúngicas cutáneas aumenta considerablemente a medida que avanza la edad.
Entre las más comunes están las que os mencionamos a continuación.
Pie de atleta: Lo padece aproximadamente el 25% de la población de los países industrializados. Se caracteriza por descamación de color rosado con maceración y presencia de vesículas o ampollas, especialmente en los espacios interdigitales del pie o en el arco de la planta, se suelen acompañar de prurito (picor), molestias e incluso dolor.
Infección fúngica de las uñas: Se ve afectada aproximadamente el 30% de la población que padece pie de atleta. Se caracteriza por hiperqueratosis (uña engrosada), uña descolorida, quebrada y deformada (surcos, punteados.), tanto en manos como en pies. La infección de las uñas de las manos conlleva siempre antecedentes de infección en las de los pies.
Tiña: Supone el 20 al 25% de todas las dermatomicosis, según el clima. Se manifiesta por pequeñas o grandes áreas bien delimitadas de borde rojo e irregular, descamativas, con pústulas, vesículas o sin ellas, se acompañan de prurito (picor), parestesias y/o quemazón e incluso dolor. En la cabeza se acompaña de pérdida de pelo
Pitiriasis versicolor (hongo de la playa): Lo sufre aproximadamente el 60% de la población en zonas de clima tropical. Caracterizada por máculas (manchas) difusas en la piel, de color marrón claro o también acrómicas (blancas), de forma redondeada u oval, sin otra sintomatología acompañante.
Candidiasis: Se produce sobre todo en personas que introducen las manos en el agua, amas de casa, camareros, panaderos, etc… El hongo causal provoca en la piel una lesión redondeada u ovalada, rodeada por una fina descamación con aspecto de papel de fumar (collarete). Se suele acompañar también de prurito (picor), molestias, erosiones y puede extenderse a otras zonas como: uñas, zona genital, boca, etc…
Los grupos con alto riesgo de padecer dermatomicosis son: pacientes con endocrinopatías, inmunodeficiencias, personas mayores, recién nacidos, personas con adicción a drogas.
Es importante destacar, que no todo el mundo tiene la misma disponibilidad a padecer dermatomicosis. El diagnostico de las micosis superficiales de la piel se basa en la exploración física (signos y síntomas), así como en el análisis de laboratorio (cultivo). Los cambios de la piel más comunes son: enrojecimiento, descamación al rascado (muy característico), ampollas, excoriaciones, y a menudo estos signos se acompañan de síntomas como: prurito (picor) y/o quemazón.
Algunos consejos para prevenir su aparición:
• En piscinas, saunas, o zonas comunes de trabajo o recreo, nunca se debe andar descalzo.
• Después del baño o la ducha aclarara bien los pies y secar, principalmente entre los dedos. Usar secador de pelo para estas zonas de pliegues si fuera preciso.
• Lavar regularmente los pies con jabón ácido para remover las esporas de los hongos que puedan aparecer.
• Inspeccionar frecuentemente los pies y observar en especial grietas y descamaciones de la piel que pudieran aparecre; mantener las uñas limpias y cortas.
• Usar solamente toallas y ropas que le pertenezcan.
• Cambiar diariamente de calcetines, de preferencia de algodón, ventilados y fáciles de lavar.
• Usar ropa y calzado que faciliten la transpiración de la piel y eviten la sudación excesiva. Son preferibles las prendas de algodón, ya que absorben más humedad y no irritan la piel.
• Evitar el uso de zapatos de material sintético y muy apretados, pues esto reducen la circulación de la sangre y la transpiración natural, favoreciendo las infecciones por hongos.
• En caso que la lesión esté instalada, dejar que tome el máximo de aire.
• Evitar el contacto muy próximo con los animales domésticos, pues muchos de ellos pueden transmitir micosis.
• Consultar a su médico, para exploración y análisis. Solo él está capacitado para instaurar el tratamiento adecuado.
• Tener en cuenta que el tratamiento suele ser prolongado, es necesario realizar un tratamiento completo para asegurar una curación completa.
Hemos de tener en cuenta que de las 100.000 especies de hongos conocidas, sólo un centenar de ellas son perjudiciales para el hombre, y de éstas, únicamente alrededor de la mitad afectan a las capas más externas de la piel y sus anexos, pelo y uñas, aunque son las micosis más frecuentes. Estas infecciones no revisten gravedad, pero no dejan de ser una afección muy molesta.
Es especialmente importante iniciar el tratamiento de las dermatomicosis lo antes posible, porque una infección leve puede agravarse rápidamente y extenderse a otras zonas que son mucho más difíciles de tratar y curar.
El principal problema que tiene el tratamiento de las dermatomicosis, es el abandono del tratamiento por parte del paciente cuando los síntomas cambian a mejor, es por ello que debe de CUMPLIRSE EL TRATAMIENTO en su TOTALIDAD, que por lo general es de 3-4 semanas, para cubrir un ciclo del hongo, y por tanto erradicarlo.