La Sociedad Española de Reumatología lanza un decálogo para pacientes con esta enfermedad
El síndrome antifosfolípido (SAF) es una enfermedad autoinmune sistémica (EAS) que se caracteriza por trombosis y/o complicaciones durante el embarazo. Los afectados pueden presentar, además, síntomas neurológicos, renales, cutáneos, etcétera. Aunque se describió en 1983, todavía no es una enfermedad muy conocida y eso puede condicionar un retraso en el diagnóstico, por ello desde la Sociedad Española de Reumatología (SER) se busca aumentar el conocimiento sobre esta patología y ha elaborado consejos para estos pacientes.
1. Ojo con la trombosis
El SAF puede aparecer a cualquier edad, pero en las personas mayores podemos encontrar otras enfermedades que contribuyan a la trombosis; sin embargo, en las personas jóvenes, esas otras enfermedades no suelen estar presentes. Por eso, si eres una persona joven (menor de 60 años) y tienes una trombosis venosa o arterial sin causa aparente, acude a un reumatólogo para que investigue si tienes un SAF.
2. Riesgos durante el embarazo
Un aborto, durante el primer trimestre de la gestación, es frecuente en la población general. En el caso de sufrir 2-3 abortos durante el primer trimestre o una pérdida en el segundo trimestre o complicaciones como un retraso del crecimiento intrauterino del feto, sin que haya una causa que el ginecólogo pueda explicarte, se debe acudir a un reumatólogo para que investigue si se trata de un SAF.
3. Portador de anticuerpos antifosfolípido positivos sin síntomas
Si tienes solo anticuerpos antifosfolípido positivos y nunca has tenido trombosis ni complicaciones del embarazo, no tienes síndrome antifosfolípido, eres solo portador de esos anticuerpos. Si esa es tu situación, también debe revisarte un reumatólogo para indicarte si necesitas algún tratamiento preventivo.
4. Mantén un estilo de vida saludable
Si tienes SAF o anticuerpos antifosfolípido positivos, debes tener una alimentación sana (dieta mediterránea) y evitar el tabaco. Además, también es aconsejable la práctica de ejercicio físico de forma regular.
5. Controla los factores de riesgo cardiovascular
Es fundamental controlar todos los factores de “riesgo vascular” como la hipertensión, el colesterol alto, la diabetes, la obesidad, la toma de estrógenos (hormonas que se encuentra en los anticonceptivos) y el consumo de tabaco para evitar tanto la primera trombosis como las sucesivas.
6. Planifica el embarazo con tu reumatólogo
Las pacientes con anticuerpos antifosfolípido positivos deben tener tratamiento durante el embarazo. El tratamiento con dosis bajas de ‘Aspirina’ tiene que tomarse antes de la concepción. Después, habrá que administrar otros tratamientos, dependiendo de los casos. Con la terapia habitual (bajas dosis de ‘Aspirina’ y ‘Heparina’) se logra el éxito del embarazo en el 70% de los casos. Si con el tratamiento habitual no es suficiente, hay otros tratamientos que pueden ayudar a que el embarazo llegue a buen término, por eso es muy importante la planificación del embarazo con el reumatólogo y hacer un estrecho seguimiento del mismo.
7. Se puede tratar la trombosis
El tratamiento de la trombosis se hace siempre con anticoagulantes, siendo el ‘Sintrom’ el más conocido en España. Aunque recientemente han aparecido otros anticoagulantes, no son efectivos para tratar la trombosis en el SAF.
7. No pierdas de vista otras enfermedades autoinmunes
El SAF también puede asociarse a otras enfermedades autoinmunes, sobre todo al Lupus Eritematoso Sistémico (LES) y, en menor medida, con la artritis reumatoide o el síndrome de Sjögren, entre otras. Si bien, el tratamiento de esta patología no cambia en estas situaciones.
9. Abordaje por un equipo multidisciplinar
Como en todas las enfermedades autoinmunes sistémicas es importante contar con la participación de otros especialistas para tratar las manifestaciones del SAF. En el caso de la trombosis, el hematólogo estará involucrado en la anticoagulación; para el embarazo siempre contaremos con un obstetra que conozca las complicaciones de la enfermedad; si hay afectación renal, compartiremos las decisiones de tratamiento con el nefrólogo, etcétera. El reumatólogo decidirá en cada momento con que especialista consultar.
10. Ayuda de las asociaciones de pacientes
Las asociaciones de pacientes juegan un papel clave y pueden servir de apoyo a los afectados, además de ofrecer otros servicios, como más información, talleres o atención psicológica, entre otros.