Francisco Jiménez: «La actividad física saludable ha sido clave en mi recuperación tras el tumor en el páncreas»

El deporte siempre ha sido algo fundamental en la vida de Francisco Javier Jiménez. Precisamente practicando running fue como comenzó a notar los primeros síntomas de que algo no estaba funcionando bien. Tras un proceso largo y muy duro, se refugia de nuevo en el deporte y se supera, poco a poco, corriendo en muy buena compañía por la Casa de Campo de Madrid.

-Has pasado por un proceso muy duro y complicado. Cuéntanos, ¿cómo empezó todo?

-Empezó hace tres años. Siempre he sido un gran apasionado del deporte y comencé a notar una importante bajada en el rendimiento. Estaba más flojo. Empezaba a ir a ritmos a los que va la gente que no hace deporte, pero no me preocupaba en exceso. Lo achaqué a la edad, dicen que a partir de los 50 se complica todo y pensé que sería cierto. En mi vida cotidiana, en casa, en el trabajo, no notaba nada, así que creía que era algo puntual. Hasta que un día me puse naranja. Fui al médico, me hicieron una analítica y me dieron cita para un escáner, pero tocaba esperar por esa prueba, así que seguí con mi vida. Pero como seguía con ese tono de piel un amigo me recomendó acudir a la clínica en la que trabajaba su mujer y me hicieron rápidamente una ecografía para que me quedase tranquilo. A partir de ahí fue todo muy rápido. Me llamaron de la clínica y me dijeron que habían visto algo en el páncreas. Así que corriendo me fui a urgencias y me ingresaron directamente. Tenía una obstrucción en la vía biliar y todo el hígado se estaba llenando de bilis. Drenaron el líquido y ahí llegó la noticia. Era un tumor en la cabeza del páncreas lo que había provocado la obstrucción.

-¿Cómo te dan la noticia y qué se te pasa por la mente en un momento así?

-Fue todo tan rápido. La doctora fue muy clara, me dijo que era una situación muy complicada que había que aplicar el protocolo cuanto antes, con quimio y con radioterapia. Y ahí me cambia la vida por completo y empieza un proceso que me ha dejado secuelas tanto físicas como psicológicas.

-¿Cómo fue ese tratamiento?

-El protocolo establecía que había que dar 6 sesiones de quimio y después, tras un TAC, hacer radio. Pero el TAC se retrasaba y decidieron darme 8 sesiones de quimio. Para mi aquello fue una auténtica pesadilla. Nadie que no haya pasado por ello lo puede comprender. Una sesión de quimio suponía 10 días en el sofá y en la cama, casi sin moverme, casi sin comer. Y las sesiones suponían normalmente unas 10 horas en el hospital, desde que llegabas hasta que te ibas, aunque en una ocasión llegué a estar 12 horas en el hospital.  Por eso cuando el médico me dijo que íbamos a dar dos sesiones más de quimio se me cayó el mundo encima. Y eso me ha dejado secuelas. A día de hoy cuando tengo revisión y tengo que ir a oncología mi cuerpo reacciona y antes de ir me encuentro mal… el cuerpo recuerda las sensaciones, el olor y lo rechaza. Es un proceso muy duro, muy complicado.

-En total fueron 12 sesiones de quimio, ¿cómo lo recuerdas? 

-Sí, 8 antes de la operación, 4 después como preventiva, y después 28 sesiones de radioterapia. Consiguieron reducir un poco el tamaño del tumor por lo que decidieron operarme. La operación duró más de 12 horas. Empezaron a examinar el páncreas y vieron que estaba totalmente contaminado, así que me extirparon páncreas, bazo, vesícula y una parte del estómago. A pesar de lo dificultoso que tuvo que ser, la operación salió bien y al día siguiente estaba ya en la habitación. Después la recuperación se complicó porque estuve un mes con fiebre ingresado por una infección que tardaron mucho en detectar. Cuando consiguieron bajarme un poco la fiebre, por fin, me enviaron a casa. Recuperarse en el hospital es complicado, se necesita la tranquilidad que solo tienes en casa.

«La doctora me comunicó la noticia de forma muy clara, me dijo que lo tenía complicado y rápidamente comenzó todo». 

«Me habían dicho que eran seis sesiones de quimio y al final fueron ocho antes de la operación, esas dos extras fueron un auténtico palo para mí. La quimio me ha dejado secuelas psicológicas, cada vez que tengo que ir a oncología mi cuerpo enferma».

«Mi gran apoyo fue mi familia y mis amigos, especialmente mi hermana que me cuidó en los momentos más complicados» 

«Es entendible que el personal del hospital tiene mucho trabajo, pero eso repercute en el paciente y hay que cambiar las cosas para que eso no ocurra» 

-Un mes de hospitalización también debe ser duro.

-Es que se hace muy complicado mejorar porque no tienes tu propio espacio. Me costaba muchísimo dormir y cuando me quedaba dormido era casi amaneciendo y entonces es cuando empieza de nuevo la actividad en el hospital.

-¿Qué era lo que más echabas en falta?

-La tranquilidad, sin duda. Tener una habitación en la que realmente puedes descansar, un baño limpio, silencio cuando lo necesitas. Sino la recuperación es mucho más complicada.

-¿Cuál ha sido tu gran apoyo en este proceso?

-La familia, sin duda. Y los amigos, claro. Mi hermana ha estado ahí en todo momento. Ha podido acompañarme en momentos muy difíciles porque podía solicitar permiso en el trabajo. Sin duda han sido mi pilar. Las enfermeras pueden ser más o menos agradables, pero tienen tal carga de trabajo que es complicada la atención personalizada. Y es necesario que se mejore la calidad asistencial y la atención personalizada porque cuando estás en esta situación realmente necesitas la mejor atención posible. Yo recuerdo, durante una temporada, mi compañero de habitación era un hombre muy mayor y yo era su enfermero de noche porque no podía ni dar al timbre de las enfermeras. Es entendible que hay mucho trabajo y al final eso repercute en el paciente, pero hay que cambiar cosas para que esto no sea así.

Lo que más eché de menos cuando salí del hospital, es que nadie me informó de nada. Me dio de alta el médico y me dijo a donde tenía que ir a pedir cita. Me fui a oncología, pedí la cita… y a mi casa. Nadie me informó de nada, nadie me acompañó después de un mes a la puerta…

-Llevas un tiempo en casa. Echas la vista atrás, ¿cómo lo ves todo ahora?

-Lo veo casi como un sueño, es como estar de prestado. Ha sido muy duro, he llegado a pesar 47 kilos. Recuerdo que en unas elecciones fui a votar al colegio electoral que estaba a 300 metros de mi casa, y llegar fue una victoria. Ahora he vuelto a correr, y eso para mí es muy importante. El deporte ha tenido un papel determinante en todo el proceso de recuperación. Incluso al inicio intentaba salir a caminar. Ahora corro, unos días mejor y otros días peor, pero tengo muy claro que no me voy a quedar en el sofá. He hecho deporte toda mi vida y voy a seguir haciéndolo.

-¿Qué significa correr para ti?

-Es todo. Me da libertad, es como el comer. Y ahora que soy también diabético pues me ayudó mucho a controlar el azúcar. En la vida todo se consigue a base de esfuerzo y tesón, el deporte te lo enseña y es algo que he aplicado siempre a todo.

 

-Has corrido en tu vida muchos maratones, ¿te planteas alguna meta deportiva?

-En realidad no, aunque siempre fantaseo con la idea de volver a correr una maratón. Estoy ahora en el gimnasio para tratar de ganar musculatura y sé que poco a poco mis tiempos irán mejorando. Pero soy consciente de que no tengo la misma energía ni la misma fuerza que tenía. Soy muy consciente de mi situación, de que tengo que seguir en revisión, de que no lo tengo fácil, pero voy a seguir disfrutando de cada día. He tenido una vida plena, estoy muy satisfecho con ella y seguiré disfrutando cada día, y si es haciendo deporte mejor.