Hasta el 77% de las personas con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) de alto riesgo puede tener déficit de hormona D, según advierte neumólogo Ramón Agüero Balbín, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, de Santander.
«En las personas con EPOC, las diferencias que existen entre un paciente con deficiencia de hormona D y otro con niveles adecuados implican una mayor tendencia a sufrir exacerbaciones y, por lo tanto, de un peor pronóstico en general, al condicionarse de este modo una progresión más acusada del proceso», explica el doctor. Además, añade, también aumenta la posibilidad de presentar fracturas patológicas por la alteración del metabolismo óseo añadido a la frecuente inmovilidad de los pacientes en fases avanzada.
La EPOC se caracteriza por una limitación irreversible del flujo aéreo (capacidad de aire que llega a los pulmones). Los enfermos pueden sufrir episodios de agudización y de empeoramiento brusco y mantenido en el curso evolutivo del paciente, con importantes consecuencias para su salud. Estas agudizaciones, conocidas como exacerbaciones, se deben fundamentalmente a procesos infecciosos, víricos o bacterianos. De no tratarse, existe un riesgo mayor de hospitalizaciones y mortalidad asociadas, un mayor consumo de recursos sanitarios y un importante impacto en la progresión de la enfermedad. Algunos pacientes son más susceptibles de padecer este tipo de exacerbaciones frecuentes y presentan un peor estado de salud que aquellos que no tienen estos episodios tan recurrentes.
«Existen ya varios trabajos recientes en la literatura médica que han comprobado el papel de la hormona D en la prevención de las exacerbaciones en los pacientes con EPOC, así como en el adecuado mantenimiento del metabolismo óseo y del rendimiento físico de los enfermos»
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En la EPOC, históricamente, se ha barajado la hipótesis de una posible relación entre esta patología y los niveles de hormona D. «Pero en la actualidad, existen ya varios trabajos recientes en la literatura médica que han comprobado el papel de la hormona D en la prevención de las exacerbaciones en los pacientes con EPOC, así como en el adecuado mantenimiento del metabolismo óseo y del rendimiento físico de los enfermos», concreta el doctor Agüero.
Además, prosigue, un trabajo publicado en la revista ‘The Lancet’ demostró que el tratamiento con hormona D prevenía las exacerbaciones moderadas y severas en los pacientes con EPOC que presentaban deficiencias importantes en dicha hormona. En un metaanálisis, la suplementación con 25(OH)vitamina D redujo las tasas de exacerbación en pacientes con niveles bajos de vitamina D.
Tal y como recuerda el neumólogo, el caso de los pacientes con deficiencia de hormona D, las exacerbaciones pueden provocar un mayor riesgo de hospitalizaciones y mortalidad asociadas, un mayor consumo de recursos sanitarios, un deterioro de su calidad de vida y un impacto evidente en la progresión de la enfermedad.
«Gracias a la suplementación con calcifediol se corregirían los niveles deficientes de 25(OH)vitamina D, pudiendo con ello mejorar el pronóstico de dichos pacientes, pues se podría reducir el número de exacerbaciones gracias al papel inmunomodulador de la hormona D. También contribuiría a evitar y ayudaría a tratar la frecuente asociación de osteoporosis que se da en estos pacientes y mejorar su calidad de vida», explica el especialista del Hospital Marqués de Valdecilla. «Sin olvidar la contribución de la hormona D en las múltiples comorbilidades de la EPOC, como la osteoporosis, la debilidad muscular y las enfermedades cardiovasculares, frecuentemente añadidos a dicha enfermedad», explica.
Por esta razón, en palabras del doctor Agüero, «sin duda alguna, sería muy recomendable hacer un análisis de los niveles de 25-OH vitamina D a todas las personas tras diagnóstico de EPOC, pues la corrección de las supuestas y frecuentes deficiencias en este grupo de pacientes conllevaría grandes beneficios».