El maltrato infantil, que abarca tanto el abuso como la negligencia, puede afectar negativamente al desarrollo saludable del cerebro del menor y se mantiene a largo plazo.
Una nueva investigación ha demostrado que el maltrato infantil altera el gen de la oxitocina, lo que da lugar una estructura y función cerebral atípica, según publican sus autores en la revista ‘Translational Psychiatry’.
Los adultos que fueron maltratados de niños tienden a desarrollar estructuras cerebrales atípicas
De hecho, según apuntan, los adultos que fueron maltratados de niños tienden a desarrollar estructuras cerebrales atípicas, lo que puede conducir a diversos trastornos psiquiátricos e incluso al suicidio. Afortunadamente, durante y poco después de la adolescencia, las regiones neocorticales del cerebro (regiones cerebrales relacionadas con el pensamiento, la percepción y la memoria episódica) experimentan una importante reorganización, lo que brinda la oportunidad de tratar algunos de los trastornos causados por el maltrato infantil.
Pero los autores del estudio se preguntaban si existe un mecanismo biológico al que se pueda apuntar eficazmente durante esta reorganización para mejorar la vida de las víctimas del maltrato infantil. La respuesta que parecen haber encontrado es un rotundo sí.
En el estudio, Dirigido por el doctor Shota Nishitani y la profesora Akemi Tomoda, de la Universidad de Fukui (Japón), y la doctora Alicia K. Smith, de la Universidad de Emory (Estados Unidos), los investigadores se centraron en una hormona concreta y en un mecanismo específico por el que su producción podría verse alterada como consecuencia del maltrato infantil.
La hormona en cuestión es la oxitocina, que desempeña un papel fundamental en nuestra capacidad de sentir empatía y amor, y de aprender comportamientos prosociales como el establecimiento de vínculos. El mecanismo biológico en el que se centró el estudio es un proceso llamado «metilación del ADN» que regula la secreción de oxitocina.
Las pruebas de ADN mostraron que una región específica del gen de la oxitocina estaba sistemáticamente más metilada en los niños maltratados.
Basándose en estudios anteriores, que demostraron que la metilación del gen de la oxitocina estaba asociada tanto a la estructura cerebral como a los comportamientos sociales, los investigadores plantearon la hipótesis de que el maltrato infantil podría estar relacionado con los niveles de metilación del gen de la oxitocina y, a su vez, con la alteración de las estructuras cerebrales y el desarrollo del cerebro durante la infancia y la adolescencia.
Pusieron a prueba esta hipótesis mediante varios experimentos que incluían la toma de muestras de ADN y la obtención de imágenes cerebrales multimodales de niños que habían sido maltratados y compararon sus resultados con los de los niños que no habían sufrido malos tratos.
Las pruebas de ADN mostraron que una región específica del gen de la oxitocina estaba sistemáticamente más metilada en los niños maltratados. Los investigadores relacionaron esta «hipermetilación» con cambios en la estructura y la actividad del cerebro.
«Descubrimos que un mayor índice de metilación del ADN estaba asociado a un menor volumen del lóbulo parietal superior izquierdo en la red de atención dorsal, que es importante para la coordinación del movimiento ocular propio con el reconocimiento de la mirada ajena –explica el profesor Tomoda–. También observamos una baja actividad cerebral en el putamen derecho, que forma parte de la red del sistema de recompensa».
Además, los investigadores determinaron mediante análisis estadísticos que los niños maltratados mostraban niveles más altos de metilación del ADN, una modificación química de algunos genes de la oxitocina, que los niños de la misma edad de la población general.
Cuando la metilación del ADN era elevada, se producía una disminución del volumen en la red de atención del cerebro y una disminución de la actividad en la red del sistema de recompensa. La metilación del ADN también se asoció con un periodo específico (5-8 años) y con niveles más altos de maltrato, como el abuso físico, especialmente entre los niños que habían recibido malos tratos.
Este es el primer estudio que examina la relación entre la metilación del gen de la oxitocina y el maltrato infantil, y sus conclusiones podrían tener aplicaciones clínicas revolucionarias.
«La naturaleza reversible de la metilación del ADN implica que puede ser posible desarrollar métodos para desmetilar la región del gen de la oxitocina. Si podemos demostrar que tales métodos podrían revertir las alteraciones de la función cerebral y los síntomas del trauma en los niños maltratados, podríamos crear terapias totalmente nuevas para mejorar su calidad de vida», afirma la doctora Smith.