Con motivo del Día Mundial del Glaucoma, que se celebra este sábado, desde Clínica Baviera advierten de que la mitad de los casos de glaucoma en España están sin diagnosticar, por lo que es fundamental realizar revisiones oftalmológicas que permitan su detección a tiempo para recibir el tratamiento adecuado y evitar el desarrollo de pérdida visual.
El glaucoma, que supone la segunda causa de ceguera en países desarrollados, es una enfermedad ocular caracterizada por la pérdida de visión como consecuencia de un daño en el nervio óptico, producido por una intolerancia a la propia presión intraocular.
«El daño que produce el glaucoma en el ojo es irreversible, de ahí la importancia de que el diagnóstico se realice de forma precoz», advierte el doctor Gonzalo Muñoz, director médico de Clínica Baviera. «Por eso insistimos tanto en la prevención a través de revisiones periódicas que nos permitan detectar su aparición en fases tempranas donde, con un adecuado tratamiento, es posible controlarlo y evitar la progresión de la pérdida de visión», añade, para señalar que hasta el 90 por ciento de los casos de ceguera causados por esta enfermedad se podrían evitar con una detección precoz.
Por tanto, es fundamental que aquellas personas con factores de riesgo de desarrollar glaucoma tengan especial precaución y se revisen de forma periódica. Los principales factores de riesgo son la hipertensión ocular (por encima de 21 mm Hg), ser mayor de 50 años y tener antecedentes familiares de glaucoma. Otros factores de riesgo son la miopía, la diabetes y tomar corticoides de manera prolongada. La presión intraocular elevada es el factor de riesgo más importante para la aparición de glaucoma.
¿Cuáles son los síntomas del glaucoma?
En la mayoría de los casos, el glaucoma no genera síntomas hasta las fases avanzadas de la enfermedad, y por eso se la conoce como la ‘ceguera silenciosa’. «Provoca una pérdida de visión de forma lenta y afecta primero a la visión periférica (lateral), llevando a lo que se conoce como visión en túnel o visión en cañón de escopeta. El paciente puede notar dificultad para bajar escaleras o para esquivar algunos objetos», comenta el doctor Muñoz.
Así, la mejor manera de detectarlo es mediante un examen ocular completo, pues una prueba de medición de la presión intraocular no es suficiente, ya que una tercera parte de los pacientes con glaucoma no presentan presiones intraoculares elevadas.
«Se deben incluir al menos las siguientes pruebas: medición de la presión intraocular, revisión del ángulo de drenaje del ojo, examen del nervio óptico, prueba de visión periférica o campo visual y medición del espesor de la córnea», explica el experto consultado.
Existen distintos tipos de glaucoma, siendo el más común el glaucoma primario de ángulo abierto o crónico simple, que afecta al 80 por ciento de los pacientes. «Se produce como consecuencia de una obstrucción lenta en los canales de drenaje del ojo, que generan un aumento progresivo de la presión intraocular y el consiguiente daño del nervio óptico. No suele dar señales de alerta hasta fases avanzadas en las que ya es irreversible la pérdida de visión», asegura el doctor Gonzalo Muñoz.
¿En qué consiste el Tratamiento del glaucoma?
El tratamiento del glaucoma dependerá de las características de la enfermedad y del paciente, además del momento en el que se haya diagnosticado. «El tratamiento va orientado a rebajar la presión intraocular para frenar el deterioro del nervio óptico y la pérdida de campo visual», indica el doctor Muñoz.
El tratamiento farmacológico con colirios hipotensores suele ser el inicial, pero puede ser preciso emplear cirugía láser (trabeculoplastia) o cirugía convencional (esclerectomía no perforante), que permite crear una nueva vía de drenaje. «La cirugía se valorará en los casos en los que el daño en el nervio óptico sea considerable o cuando se detecte progresión por falta de eficacia o por intolerancia al tratamiento con colirios», concluye el doctor Muñoz.
Fuente Europa Press