Un 66,6 por ciento de las médicas han visto o sufrido desigualdades por cuestión de género, según los datos de la última encuesta realizada para conocer la situación de la mujer en la profesión médica.
La encuesta ha sido llevada a cabo por el Observatorio de Género y Profesión del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM)
En la encuesta, presentada por la vicesecretaria del CGCOM, Rosa Arroyo, han participado cerca de 5.000 colegiados de toda España de todos los ámbitos asistenciales y franjas de edad, siendo relevante el dato que indica que dos tercios de las mujeres (66,6%) que ejercen la medicina han visto, sufrido, o ambas, situaciones de desigualdad relacionadas con una cuestión de discriminación por género.
Dentro de este porcentaje, la mitad de las encuestadas afirma haberlas experimentado en primera persona y percibirlas también en otras compañeras. En cuanto a términos globales (hombres y mujeres), el 44,5 por ciento declara haber visto o vivido este tipo de situaciones de desigualdad.
Respecto a los motivos por los que perciben que existen situaciones de desigualdad de género en la profesión médica, el primero es porque existe una mayor necesidad de conciliación entre las mujeres, seguido por una mayor dificultad de acceso a los puestos de gestión o dirección; menor reconocimiento de las mujeres por parte de superiores; peores condiciones laborales de las mujeres; acoso laboral y finalmente, discriminación salarial.
Un tercio de las médicas considera que existe desigualdad salarial.
Desigualdad salarial
En referencia a las diferencias salariales por cuestión de género, un 21,3 por ciento de todos los encuestados afirman que han vivido o han visto situaciones de desigualdad relacionas con las remuneraciones de los profesionales.
Este porcentaje aumenta hasta el 33,2 por ciento en las respuestas efectuadas únicamente por las médicas. Entre los motivos que provocan estas desigualdades, se encuentran el acogimiento a medidas de conciliación, ocupar menos puestos de responsabilidad y realizar con menos frecuencia actividad extraordinaria.
Al respecto de las medidas más adecuadas para facilitar la promoción de las médicas a los puestos de dirección y gestión, casi el 70 por ciento de todos los encuestados considera que valorar el currículo de forma anónima según capacidad, méritos y objetivos es la medida más adecuada.
Tener tribunales paritarios, incorporar a las mujeres en función de criterios de paridad y mejorar las medidas de conciliación son otras de las medidas más aceptadas, aunque en éstas se observan importantes diferencias por cuestión de género.
Más temporalidad entre las mujeres
La encuesta, respondida entre los meses de octubre de 2021 y enero de 2022, pone de relieve que existe un mayor número de contratos interinos y temporales para las mujeres que ejercen la Medicina. Así, se refleja que el 40,3 por ciento del total de personas encuestadas tiene contratos de interinidad o eventuales.
No obstante, en las mujeres, este porcentaje es superior al 50 por ciento, mientras que en los hombres se sitúa en el 25,3 por ciento, es decir, la mitad que en las mujeres. En concreto un 27,4 por ciento de las mujeres tiene contrato eventual frente al 12,6 por ciento de los hombres. Esta precariedad la padecen mucho más los segmentos más jóvenes, siendo especialmente destacable en menores de 35 años para ambos sexos.
Otro aspecto en el que se muestra una clara desigualdad de género es en lo que respecta a la reducción de jornada por cuidado de hijos: hasta 8 de cada 10 mujeres se acogen a esta circunstancia para cuidar a su familia, mientras que solo 1 de cada 10 hombres lo hace.
Así, la encuesta pone de relieve que existe un 16,6 por ciento del total de los participantes que están acogidos a algún tipo de reducción de jornada. El motivo principal de las mujeres es por el cuidado de hijos, que representa un 81 por ciento en las médicas, mientras que en los médicos es el 11,6 por ciento.
La segunda causa es por motivos de «calidad de vida». En este caso, los porcentajes se invierten notablemente, representando un 70,1 por ciento para los hombres, frente al 32,1 por ciento de las mujeres.
Respecto a la repercusión de la reducción de jornada en la vida laboral, la mitad de las médicas (50,1%) considera que tiene algún impacto negativo para su vida profesional en cuanto a posibilidades de desarrollo profesional y/o capacidad económica, frente a un 18,8 por ciento de los facultativos.
Las médicas también sufren más acoso laboral
Un tercio (33,3%) de todos los profesionales encuestados manifiesta que ha sufrido algún tipo de agravio o perjuicio por parte de sus superiores. No obstante, ellas se sitúan por encima de la media con un 39,3 por ciento, frente al 26,8 por ciento de los hombres. Este acoso se produce mayoritariamente en las edades comprendidas por debajo de los 50 años.
Finalmente, los colegios profesionales son los mejor puntuados por los encuestados respecto al apoyo de las instituciones para la igualdad entre mujeres y hombres en la profesión médica. Las corporaciones colegiales reciben una nota de 5,74 seguidos de centros de trabajo (5,62) y administraciones públicas (5,27).
SÍNDROME DEL IMPOSTOR EN LA MUJER MÉDICA
Por otro lado, Montserrat González Estecha, jefa de servicio de Bioquímica Clínica en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón y representante del CGCOM en la Federación temática de género, diversidad e inclusión de la UEMS, ha tratado el tema del síndrome del impostor en la mujer médica.
Tal y como ha explicado, el síndrome del impostor no es una enfermedad psiquiátrica, sino que es un constructo social que ocurre solo en el ámbito laboral. Asimismo, es más frecuente en mujeres y en el ámbito académico.
En este sentido, la profesión médica es una profesión «de riesgo» para padecer este síndrome por la propia exigencia que requiere y la dificultad de compaginar la vida profesional con la personal. «Además, en la Medicina se da un ambiente muy competitivo desde la universidad, lo que contribuye al desarrollo de este constructo social», ha explicado González.
Otro factor que influye es la alta carga de trabajo fuera del horario laboral, que marca la diferencia para acceder a puestos de relevancia. «Si quieres investigar, asistir a cursos, conferencias o escribir artículos, tiene que ser fuera del horario asistencial», ha recordado la experta.
Según González, este problema es ahora más visible por la actual feminización de la profesión. «Las mujeres han alcanzado cada vez más puestos de relevancia, haciendo más visible el síndrome del impostor. Antes, como no llegaban, no se veía este problema», ha apuntado. Finalmente, ha alertado de que puede derivar en depresión, ansiedad, agotamiento y síndrome de ‘burnout’.