“Lo importante no son las cosas que hacen las personas, sino las personas que hacen las cosas”
Una persona bien informada es mucho más difícil que enferme, y un paciente bien informado es mucho más fácil que pueda controlar su enfermedad y en muchos casos, incuso llegar a curarse. Este es uno de los principales aforismos de la comunicación en salud que todos, tanto las autoridades sanitarias como las propias asociaciones de pacientes, deberían tener presente en todo momento.
Desde hace más de 40 años defiendo la importancia que tiene la educación para la salud dirigida tanto a la población general, como a las personas que conviven con una enfermedad, porque además de mejorar su calidad de vida, es totalmente innegable la rentabilidad para el Sistema Sanitario y la economía familiar.
Ahora, se habla de la necesidad de contar con el “paciente empoderado”, como aquella persona enferma que cuenta con toda la información posible y de calidad, para “poder” controlar su enfermedad en primera persona y que no sea la enfermedad quien controle su vida.
Y es ese empoderamiento, si queremos denominarlo de esta forma, el que hace que cualquier persona, sana o enferma, sea libre e independiente a la hora poder tomar una decisión frente a su salud o su enfermedad, algo que se hace imprescindible cuando hablamos de las asociaciones de pacientes, cuyos integrantes deben contar con el adecuado entrenamiento en habilidades de “comunicación eficaz”, y con un portavoz que realmente se convierta en la voz de todos los pacientes que representan, tanto ante los políticos y las autoridades sanitarias, como en los diferentes medios de comunicación y redes sociales (WhatsApp, Twitter, Instagram y Facebook).
Recordemos los tres axiomas fundamentales de la “comunicación eficaz”, que siempre se debe apoyar en la comunicación bidireccional, que es la que potencia el tan necesario feedback:
Es fundamental que cualquier asociación de pacientes pueda contar con un adecuado “plan estratégico de comunicación”
“Lo que no se ve no existe, lo que no se publica no se conoce y lo que no se conoce no interesa”: las nuevas tecnologías han modificado nuestro modo de informarnos y de compartir nuestras opiniones, en definitiva, la forma de comunicarnos e interrelacionarnos. Su inmediatez, versatilidad y la facilidad para disponer de los recursos necesarios nos obligan, y lo peor es que muchas veces no somos conscientes de ello, a modificar nuestros mensajes y argumentarios a la hora de establecer el verdadero proceso de comunicación.
Es fundamental que cualquier asociación de pacientes pueda contar con un adecuado “plan estratégico de comunicación”, que ha de fundamentarse en la visión, misión y valores de la organización, y que debe centrarse tanto en la “comunicación interna” como en la “comunicación externa”.
“No es posible no comunicar: todos comunicamos siempre de algún modo, porque la comunicación es algo innato del ser humano que nos da la oportunidad de interrelacionarnos con nuestros interlocutores. A pesar de que en algún momento de nuestra vida personal o profesional decidamos “no comunicar” para no cometer errores en el proceso de comunicación, hemos de aceptar que siempre comunicamos, incuso con nuestro silencio, gracias al enorme poder de nuestra “comunicación no verbal”. El silencio puede ser muy positivo en muchos momentos de nuestra vida, pero siempre que también esté adecuadamente entrenado.
“Lo verdadero no es lo que dice el emisor, sino lo que entiende el receptor”: de ahí la importancia de tratar de neutralizar la influencia negativa de los errores de “percepción”, fortaleciendo el feed-back del proceso de comunicación, haciendo que en todos los casos sea un proceso “bidireccional y dinámico”.
En definitiva, solo con un adecuado entrenamiento en habilidades de comunicación eficaz, podremos contribuir a conseguir “hacer visible lo invisible”, al tiempo que potenciar la tan necesaria “vacuna contra la indiferencia”, que en tantas ocasiones practican, por desconocimiento, muchos políticos frente a las asociaciones de pacientes.
“Si sigues haciendo las mismas cosas, obtendrás siempre los mismos resultados” (Albert Einstein)
Dr. Jesús Sánchez Martos
Catedrático de Educación para la Salud
Universidad Complutense de Madrid