La capacidad cardíaca y pulmonar y la fuerza de las mujeres transgénero superan las de sus pares cisgénero, incluso después de años de terapia hormonal femenina, pero son inferiores a las de los hombres cisgénero, indica el primer estudio de este tipo, publicado en línea en el ‘British Journal of Sports Medicine’.
Aunque se trata de un estudio pequeño, y a pesar de que no incluyó a atletas transgénero, los resultados podrían ayudar a informar sobre las políticas y decisiones relativas a la participación de las mujeres transgénero en el deporte, sugieren los investigadores.
La exposición a las hormonas sexuales masculinas (testosterona) o femeninas (estrógenos) durante la pubertad y a lo largo de la vida reproductiva influye en el rendimiento físico de hombres y mujeres.
La testosterona induce cambios en la masa muscular, la fuerza, la grasa corporal y la capacidad de los glóbulos rojos. El VO2, una medida de la eficacia con la que el cuerpo transporta y utiliza el oxígeno, puede ser hasta un 50% menor en las mujeres cisgénero que en los hombres cisgénero de la misma edad, dicen los investigadores.
No está claro qué impacto puede tener la exposición previa a la testosterona en el esfuerzo físico de las mujeres transgénero que no son atletas y que reciben una terapia a largo plazo para reducir sus niveles naturales de testosterona.
Para averiguarlo, los investigadores evaluaron la capacidad cardiopulmonar y la fuerza en 15 mujeres transgénero, 13 hombres cisgénero y 14 mujeres cisgénero. Todos los voluntarios tenían alrededor de 30 años y registraban niveles similares de actividad física.
Las mujeres transgénero llevaban una media de 14 años de terapia hormonal, que habían iniciado a los 17 años, por término medio. En todas las voluntarias se realizaron mediciones de grasa corporal y masa muscular (bioimpedancia), la prueba de agarre de manos para evaluar la fuerza y pruebas de ejercicio cardiopulmonar (VO2) en una cinta de correr.
La grasa corporal total era menor entre las mujeres transgénero que entre las mujeres cisgénero, pero mayor que entre los hombres cisgénero. Del mismo modo, la masa muscular esquelética era mayor entre las mujeres transgénero que entre las mujeres cisgénero, pero menor que entre los hombres cisgénero.
«Por lo tanto, la exposición prolongada a los estrógenos y la supresión de la testosterona no fueron suficientes para cambiar completamente la composición corporal de las mujeres transgénero al patrón femenino, a pesar de sus efectos directos e indirectos sobre la grasa y la masa magra», señalan los investigadores.
La fuerza de agarre también fue mayor en las mujeres transgénero que en las mujeres cisgénero, al igual que el promedio del VO2 máximo.
Se trata de un pequeño estudio de personas que no son deportistas, en el que los medicamentos utilizados, sus dosis y frecuencias se basan en el recuerdo personal, advierten los investigadores, que añaden que son necesarias más investigaciones que tengan en cuenta y midan el inicio y la duración de la pubertad y el metabolismo de las células musculares para aclarar los efectos a largo plazo de la terapia hormonal en el rendimiento deportivo de las mujeres transgénero.
Pero señalan que «estos son los primeros datos científicos sobre la capacidad cardiopulmonar de las mujeres transexuales«. Concluyen que «estos hallazgos añaden nuevas ideas a la escasa información disponible sobre un tema muy controvertido sobre la participación de[las mujeres transgénero en actividades físicas», y (…) «podrían informar la política y ayudar en las decisiones sobre la participación de las mujeres transgénero en actividades deportivas«, sugieren.