Celiaquía, una vida normal

La celiaquía es un proceso de carácter inmunológico que afecta especialmente a las vellosidades intestinales, su alteración provoca trastornos en la absorción que a su vez pueden tener no solo consecuencias locales sino también generales o sistémicas.

La celiaquía es una enfermedad que afecta al sistema inmunológico de las personas susceptibles, es un proceso que afecta a 1 de cada 200/300 nacidos, aunque los expertos advierten que esta afección está infradiagnosticada, y que menos de una cuarta parte de los celíacos saben que padecen la enfermedad. Las personas con síndrome de Down tienen un riesgo cien veces mayor que el resto de la población de sufrir intolerancia al gluten.

Las primeras referencias a este proceso se produjeron en la segunda mitad del siglo I d. C. por Areteo de Capadocia, médico contemporáneo de Galeno. Areteo hacía referencia a “sujetos desnutridos, con deposiciones abundantes que empeoraban cuando ingerían trigo”, un cereal cultivado por la humanidad desde hace 15.000 años aproximadamente.

En 1884, Louis Dühring describe por primera vez la Dermatitis Herpetiforme (o enfermedad de During Brocq), proceso asociado íntimamente a la celiaquía; y en 1888 Samuel Gee en Gran Bretaña, afirmó que “la regulación de la alimentación era la parte más importante del tratamiento”. En 1950, el pediatra holandés Willem-Karel Dicke fue quien demostró, que “si se excluían el trigo, la cebada, la avena y el centeno, la enfermedad celíaca mejoraba rápidamente; si se sustituían estos cereales por arroz y maíz, el apetito volvía, la absorción de grasas mejoraba y la diarrea grasa desaparecía”. En 1954, Paully describió por primera vez la lesión intestinal en forma de atrofia vellositaria. En 1958, Cyrus L. Rubin y colaboradores demostraron que la patología en el niño y en el adulto eran la misma enfermedad. En 1960, médicos especialistas en dermatología relacionan la dermatitis herpetiforme con la atrofia vellositaria, ya que con la ausencia de gluten se notaba mejoría en los pacientes. En 1980, Michael Marsh y cols., enfatizaron el papel del sistema inmune y la presencia del daño intestinal en esta enfermedad.

shutterstock 93060559 200x300 - Celiaquía, una vida normalAsí pues la celiaquía es un proceso que afecta fundamentalmente a las vellosidades intestinales tras una exacerbación inmunológica causada por la ingestión de cereales como el trigo, la cebada, el centeno e incluso la avena o sus derivados. La consecuencia es una atrofia de dichas vellosidades con el consiguiente trastorno de absorción intestinal.

Las manifestaciones clínicas se caracterizan por dolor abdominal, distensión, gases o indigestión, estreñimiento o diarrea, disminución del apetito (también puede aumentar o permanecer inalterable), náuseas y vómitos, heces fétidas, grasosas o que se pegan al inodoro al vaciarlo, pérdida de peso inexplicable (aunque las personas pueden tener sobrepeso o peso normal), y debido a que el intestino no absorbe algunas vitaminas y otros oligoelementos y minerales aparece la propensión a la formación de hematomas (fragilidad vascular), depresión o ansiedad y fatiga (ritmo del cortisol), retraso en el crecimiento de los niños, pérdida del cabello y prurito o picor en la piel (dermatitis herpetiforme).

También las deficiencias nutricionales pueden manifestarse en forma de ausencia de períodos menstruales, úlceras bucales, calambres musculares, dolor articular, sangrado nasal, convulsiones, entumecimiento u hormigueo en manos o pies y estatura corta sin explicación aparente. Los niños con celiaquía pueden manifestar a su vez defectos en el esmalte dental y cambio de color en los dientes, retraso en la pubertad y comportamiento irritable.

El tratamiento de la celiaquía se basa fundamentalmente en la prevención, su diagnóstico es clínico y de laboratorio, sin embargo, los síntomas desaparecerán y las vellosidades intestinales mejorarán si se sigue una dieta libre de gluten de por vida. No consumir alimentos, bebidas ni medicamentos que contengan trigo, centeno, cebada o avena es fundamental y para ello han surgido establecimientos que apuestan por comercializar alimentos exentos de gluten.

Un consejo práctico, se deben leer las etiquetas de todos los alimentos y medicamentos con sumo cuidado para verificar las fuentes ocultas de estos ingredientes o sus relacionados. En cualquier caso falta todavía mucho trecho por recorrer para que la totalidad de los productos sean debidamente certificados y calificados, dado que por contaminación cruzada los alimentos pueden contener gluten incluso cuando éste no haya sido colocado a propósito ya que muchos procesos industriales elaboran distintos productos con la misma máquina.

En todos los casos la consulta con el especialista es fundamental para obtener el mejor asesoramiento, el mejor pronóstico y la mejor calidad de vida posible.