El nutricionista, clave para evitar una de las enfermedades con más prevalencia de la sociedad actual: la hipertensión arterial. Llevar una dieta mediterránea y controlar el consumo de sal, alguna de las medidas claves para controlar la enfermedad.
La hipertensión arterial (HTA) es ya uno de los problemas de salud más importantes de la sociedad actual. Es una enfermedad crónica que por lo general, suele dar muy pocos síntomas en sus etapas iniciales, lo que dificulta su diagnóstico precoz.
La tensión arterial es un parámetro clínico que solemos medir con frecuencia, en la consulta del médico, en la farmacia o bien en casa. Hace referencia a la presión que transmite el corazón a las arterias cuando este bombea sangre hacia los diferentes territorios.
Aunque normalmente no hay una causa determinada concreta (hipertensión esencial), existen muchas circunstancias en las que esta tensión o presión arterial se ve incrementada por problemas patológicos.
Como es el caso de las enfermedades renales y cardiovasculares, los trastornos glandulares como en el caso de las suprarrenales (Feocromocitoma, Síndrome de Cushing), el tiroides (Hipertiroidismo) o las paratiroides (Hiperparatiroidismo), por complicaciones neurológicas derivadas del estrés y la ansiedad, en algunos casos de embarazo (preeclamsia), de una forma secundaria a ciertos tratamientos como pueden ser algunos relacionados con la anticoncepción, algunos fármacos para la migraña o frente al resfriado y también algunos medicamentos utilizados para adelgazar.
Sólo cuando la hipertensión logra dañar a sus órganos diana (riñón, cerebro, corazón, etc.) y provocar un evento cardiovascular (ictus, infartos, etc), es cuando la mayoría de los que la sufren toman verdadera conciencia de la importancia de su control.
Según datos de la OMS, la hipertensión es la causante del 45% de muertes por cardiopatía y del 51% de las muertes por accidente cerebrovascular. Además, a nivel mundial existen más de mil millones de pacientes con hipertensión y se producen más de nueve millones de muertes relacionadas con esta patología cada año. Es por esto que resulta transcendental tomarse la tensión arterial periódicamente y mantener sus cifras las 24 horas del día en niveles normales
Valores normales de la tensión arterial
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Los expertos afirman que las cifras, aunque sometidas a alguna variación relacionada sobre todo con la edad, se encontrarían dentro de la normalidad en valores de 80-120 mmHg (sistólica) en el caso de la máxima y 60-80 mmHg (diastólica) en el caso de la mínima.
Se suele denominar hipertensión arterial cuando estas cifras superan valores de 140 mmHg y 90 mmHg respectivamente. Si la presión arterial supera los valores 120/80, pero por debajo de 140/90, podríamos estar ante una prehipertensión. La hipertensión arterial está asociada con un aumento medible del riesgo de sufrir aterosclerosis.
Normalmente hay un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial en casos de pacientes diabéticos, en personas con antecedentes familiares, individuos que beben y/o fuman, personas que sufren sobrepeso u obesidad, pacientes que padecen ansiedad frecuentemente o personas aquejadas de niveles de estrés elevados, también en aquellos que consumen los alimentos con abundante sal. Por ello estas personas deben tener un mayor control de la salud de sus arterias.
El consejo de los especialistas es que al menos una vez al año tomemos nuestra tensión arterial en el caso de encontrarnos en cifras normales: 120 mmHg / 80 mmHg de máxima y mínima respectivamente. En los casos en los que haya alteraciones respecto de estos datos el control debe ser más exhaustivo y frecuente.
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(la máxima o sistólica por debajo de 140 mmHg y la mínima o diastólica por debajo de 90 mmHg, siendo óptimo por debajo de 120/80 mmHg). En este sentido, es fundamental el papel del nutricionista cuando se habla de cambiar hábitos y de llevar una vida saludable, como parte fundamental en la prevención y tratamiento de la HTA.
En España son más de 14 millones de personas las que padecen hipertensión arterial y casi un tercio está sin diagnosticar.
En este sentido el nutricionista, trabajando de forma conjunta con médicos y enfermeros, es el profesional más capacitado para pautar el tratamiento dietético, garantizando así una ayuda inestimable en el control de la enfermedad, ya que se ha demostrado un descenso notable de la cifras de tensión arterial con la normalización del peso.
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Síntomas de la hipertensión
Normalmente la hipertensión no presenta síntomas aparentes, convive con el individuo de una forma “silente” y solo una revisión de rutina o una consulta por cualquier otro motivo pueden identificarla y determinarla.
Desgraciadamente en muchos casos puede ser diagnosticada por alguna de sus complicaciones, puesto que estamos sometiendo a nuestro corazón a una sobrecarga innecesaria que puede conllevar complicaciones cardiovasculares serias (isquemia miocárdica, infarto agudo de miocardio, accidentes cerebrovasculares e incluso posiblemente trombosis cerebrales).
En los casos de hipertensión “maligna” que puede aparecer de una forma súbita y rápida, se puede observar algún síntoma como puede ser dolor de cabeza (cefalea), náuseas o vómitos, sensación de embotamiento y confusión, nerviosismo e intranquilidad, alteraciones en la visión, algún posible y esporádico sangrado nasal, etc…
Algunas claves para controlar la hipertensión
- Llevar una dieta mediterránea. La dieta es la que mejora más significativamente el riesgo cardiovascular, siendo ya la dieta más recomendada a nivel mundial para el cuidado de la salud. Sus señas de identidad radican en consumir al menos 5 raciones diarias de frutas y verduras, legumbres, más pescado que carne, carbohidratos saludables integrales a diario y sobre todo un adecuado porcentaje de ácidos grasos saludables procedentes del aceite de oliva virgen extra y los frutos secos (crudos o tostados y sin sal añadida).
- Evitar el consumo de más de 5 gramos al día de sal, ya que hay una relación directa entre un exceso de sal en la dieta y la HTA. Ojo con los productos precocinados o conservas, ya que en la mayoría de los casos contienen sal añadida, también informada como sodio.
- Acompañar estos adecuados hábitos alimentarios por otras prácticas saludables, como dejar de fumar, combatir el estrés y realizar al menos 30 minutos de actividad física al día, ayudan también a controles las cifras de tensión arterial y a minimizar al máximo el riesgo de un evento cardiovascular futuro.
- Además de las propuestas sobre el tipo de alimentación más recomendable, es trascendental mantener un peso saludable. La importancia radica en que la frecuencia de aparición de hipertensión arterial entre las personas obesas es entre dos y tres veces mayor que entre las que se encuentren dentro de su peso ideal. Caminar a diario y correr, nadar o montar en bicicleta al menos 3 días en semana ayudan a controlar la tensión arterial, los niveles de colesterol y de glucosa, mejorando considerablemente nuestra salud cardiovascular.
- Reducir los niveles de ansiedad y estrés (la meditación, el yoga u otras actividades que procuren relax y bienestar siempre están indicadas).