Una de cada cuatro mujeres padece una infección urinaria a lo largo de su vida, y para un tercio de ellas volverá a aparecer de manera recurrente. Aunque la infección urinaria también puede afectar a hombres, es mucho menos frecuente. Existen algunos hábitos sencillos que pueden ayudar a prevenir estas incómodas infecciones.
Las infecciones urinarias son muy molestas y se manifiestan típicamente por un dolor/ardor intenso al orinar, la impresión de necesitar ir al baño de manera frecuente, y una orina anormal o turbia que en ocasiones puede ir acompañada de sangre. Son frecuentes durante el embarazo y con el cambio de pareja sexual. Típicamente, las infecciones están causadas por bacterias, Escherichia coli en la mayoría de los casos, y se localizan en la vejiga y conductos urinarios (cistitis). Estas bacterias colonizan las paredes interiores y aunque éstas se descaman de manera natural para eliminar así las células de la superficie que puedan tener bacterias adheridas, a veces, esto no es suficiente.
Las cistitis se tratan con antibióticos y no suelen suponer mayor problemas, pero algunas pueden alcanzar el riñón (pielonefritis), volverse crónicas y causar daños irreversibles. Es importante que, en cuanto se detecten los primeros síntomas, se acuda al médico para que pueda recetar el antibiótico necesario para la bacteria que está causando la infección y así evitar infecciones recurrentes y su expansión hacia el riñón.
Además de una dieta saludable y la práctica de ejercicio de manera regular, algunos consejos de higiene 1y los arándanos rojos pueden ayudar a prevenir (que no curar) la infección.
1.- Beber mucha agua. El beber y orinar frecuentemente “lava” la vejiga y ayuda a eliminar bacterias que se puedan ir acumulando y evitar que se instalen de manera permanente y produzcan la infección. Pero atención, tampoco hay que exagerar bebiendo un litro de golpe. Esto puede tener efectos negativos, especialmente si sobrecargamos el riñón con trabajo. Hay que beber a lo largo del día de manera mesurada.
2.- Orinar de manera frecuente, nada de retener las ganas, ya que propicia el crecimiento bacteriano. Al limpiarnos debemos ir siempre de adelante hacia atrás. También ir al baño después de mantener relaciones sexuales ayuda a eliminar bacterias ajenas a nuestro cuerpo.
3.- Utilizar ropa suelta que no apriete, y que permita el paso del aire para evitar la humedad que incita las bacterias a crecer. Se recomienda el uso de ropa interior de algodón.
4.– Algunos métodos anticonceptivos pueden indirectamente incrementar el crecimiento bacteriano, como el diafragma o el espermicida. Es preferible el uso del preservativo.
5.- Usar jabones específicos para zonas íntimas que ayudan mantener el pH (la acidez) e impedir que las bacterias crezcan y puedan invadir los conductos urinarios.
6.- Zumo de arándanos rojos. Los arándanos contienen antibióticos naturales que atacan específicamente a las bacterias que causan estas infecciones. En algunas herboristerías y farmacias se venden concentrados de arándanos en pastillas. Aunque no son útiles en el tratamiento de una infección, muchos estudios demuestran que reducen la aparición y frecuencia de los episodios infecciosos.