El daño cerebral adquirido (DCA) hace referencia a cualquier tipo de lesión no degenerativa que se produce en el cerebro, como ictus, traumatismos craneoencefálicos, tumores, etcétera. Este tipo de lesión puede causar un deterioro neurológico permanente que repercute en la calidad de vida del individuo y disminuye su capacidad para realizar tareas de la vida diaria. En nuestro país, el número de casos de daño cerebral adquirido ha aumentado considerablemente en los últimos años debido fundamentalmente a la forma, costumbres y género de vida.
Las actividades físicas grupales se presentan como un tratamiento efectivo para la mejora de la capacidad funcional, tal y como pone de relieve una investigación realizada por el Centro de Estudios sobre Deporte Inclusivo (CEDI), formado por la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Fundación Sanitas, en colaboración con el Club Deportivo Elemental Deporte para Daño Cerebral Adquirido y el Centro de Referencia Estatal de Daño Cerebral Adquirido (Ceadac) del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso).
Según apunta la Federación Española de Daño Cerebral Adquirido (FEDACE), este proceso es el resultado de una lesión súbita en el cerebro que produce diversas secuelas de carácter físico, psíquico y sensorial. Estas secuelas desarrollan anomalías en la percepción sensorial, alteraciones cognitivas y alteraciones del plano emocional.
Las causas más comunes del DCA son los traumatismos craneoencefálicos (TCE) que provocan inflamación y edema de las estructuras intracraneales con pérdida de conciencia y coma en la mayoría de los casos, los accidentes cerebrovasculares (ACV o ictus) motivados por la interrupción del flujo sanguíneo cerebral, los tumores cerebrales bien sean primarios o derivados de metástasis que además de destruir las células sanas del cerebro pueden provocar compresión de las estructuras intracraneales, las anoxias cerebrales y las infecciones cerebrales.
Los problemas derivados del daño cerebral están relacionados de forma genérica con problemas en el nivel de alerta, alteraciones cognitivas y conductuales de diverso grado de complejidad y de la comunicación, disfunciones motoras y sensitivas, así como complicaciones en el terreno de las emociones y la personalidad, problemas en lo relacionado con las actividades básicas de la vida diaria y alteraciones en el proceso de recepción de información.
La persona con estas lesiones pasa por tres fases en su recuperación: aguda, subaguda y crónica. En todas ellas, los tratamientos que se aplican tienden fundamentalmente a que el paciente mantenga las capacidades conservadas. A esos tratamientos tradicionales los investigadores han sumado nuevas técnicas grupales de rehabilitación física que tienden a mejorar la capacidad funcional, la integración en la comunidad y por consiguiente una mayor calidad de vida.
En la investigación han participado 33 pacientes, (22 hombres y 11 mujeres), con una media de edad de treinta años. Todos ellos con daño cerebral adquirido en fase subaguda. Las actividades físicas grupales en las que tomaron parte durante diez semanas comprendieron talleres de circuito, equilibrio simple, equilibrio dual, desplazamiento dual y actividades físico-deportivas.
Los pacientes que participaron en los cinco talleres obtuvieron mejoras estadísticamente significativas en la velocidad, resistencia, equilibrio dinámico, capacidad funcional y percepción del equilibrio y seguridad, percepción de realización de actividad general y número de pasos, lo que puede favorecer una mayor participación en la comunidad.