Expertos alertan de que uno de cada tres pacientes con diabetes tipo 2 padece una enfermedad renal crónica

El riesgo de padecer una enfermedad renal crónica (ERC), y su potencial evolución hacia una terapia renal sustitutiva mediante diálisis y/o trasplante, está presente en una tercera parte de los pacientes con diabetes tipo 2 y se asocia con una reducción estimada de entre 6 y 10 años en la esperanza de vida de los afectados.

Ante este contexto, tres profesionales de la salud se han reunido en la jornada ‘Enfermedad renal crónica y diabetes tipo 2: ¿Cómo mejorar la atención a pacientes?‘, organizada por ALCER y Europa Press en colaboración con Bayer, donde han aprovechado para presentar el Manifiesto Arco, un proyecto que nace con el objetivo de mejorar el abordaje mutidiciplinar y mejorar la atención estos pacientes.

EL RIÑÓN, PRINCIPAL AFECTADO

Los expertos han señalado que la detección precoz de la enfermedad renal crónica es una prioridad sanitaria de primer orden para establecer estrategias de prevención de la progresión a estadios más avanzados de la enfermedad y de sus complicaciones.

Teóricamente, de aquí al 2040, «la enfermedad renal crónica será la segunda causa de muerte después del Alzheimer en los próximos años«, ha alertado la nefróloga especializada en Enfermedad Renal Crónica asociada a diabetes e hipertensión, la doctora Beatriz Fernández Fernández. «La diabetes provoca alteraciones vasculares a muchísimos niveles» ya que, debido su labor de filtración, el riñón «va a ser uno de los principales órganos afectados», ha añadido.

En este sentido, la doctora ha detallado que «la enfermedad renal crónica, en los estadios iniciales, asociada a la diabetes, suele pasar desapercibida por sus síntomas, incluso podría estar presente en el momento del diagnóstico».

«El riñón hace muchas cosas, muchas más de las que sabemos o de las que creemos», ha detallado Fernández. Así, además de las alteraciones vasculares, la experta ha advertido de su relación con otras patologías, entre las que destacan insuficiencia cardíaca; riesgo de padecer anemia; astenia o patologías óseas.

Y, en el peor de los casos, puede derivar a enfermedad renal terminal, y, en consecuencia, ha advertido la doctora Flora López, de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), el paciente puede acabar en diálisis o en trasplante.

Para evitar esta situación, el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (ALCER), Daniel Gallego Zurro, ha señalado la necesidad de que «el paciente diabético sepa que está ya en riesgo de tener enfermedad renal crónica si no la tiene ya», al tiempo que ha lamentado que estos pacientes no sean «conscientes de la gravedad» de tener está «doble carga», que obliga al paciente a aprender a vivir de otra manera.

PRINCIPALES BARRERAS Y CLAVES PARA SU DETECCIÓN

Durante el encuentro, los distintos ponentes han querido poner en valor la importancia de la concienciación sobre la salud renal en la población, así como la identificación activa; la formación de los profesionales en el control y seguimiento de las complicaciones renales de la diabetes; la necesidad de protocolizar el abordaje clínico; y fomentar el papel activo del paciente.

«Tenemos pruebas de diagnóstico, sencillas y económicas, y tenemos herramientas para tratarlas», ha añadido la médico de familia y miembro de los grupos de trabajo de Diabetes, Gestión del Medicamento, Inercia Clínica y Seguridad del Paciente de SEMERGEN, Flora López.

No obstante, ha incidido en la necesidad de «sensibilizar a todo el mundo, tanto a profesionales como a pacientes», como una de las principales claves de la enfermedad, ya que necesitan «un paciente mucho más empoderado» que «reclame asistencia».

En esta línea, el presidente de ALCER ha señalado la importancia de incluir el perfil de diabético renal en la Atención Primaria para ofrecer una formación a los expertos del área, así como establecer con las administraciones que se realice «un screening o detección precoz siempre», en estos pacientes.

«Hay que poner a los pacientes en todos los Comités de Salud y en todas las estrategias que se hagan, porque a veces los profesionales dan las noticias y los pacientes les contamos la verdad. No es lo mismo conocer el camino que andar el camino», ha añadido reivindicando la voz del paciente dentro de un abordaje integral y holístico.

Por su parte, la experta en Nefrología ha afirmado que son necesarias «medidas de concienciación desde el ámbito ministerial o desde el ámbito de las comunidades autónomas, también a pequeña escala», con «pruebas baratas», como la de la albuminuria que es un marcador de daño renal y de riesgo vascular.

INFRADIAGNÓSTICO DE LA ALBUMINURIA

Durante el encuentro, la doctora Flora López ha explicado que el cribado puede hacerse mediante «una analítica de sangre y una analítica de orina», siendo recomendable en las poblaciones que presenten factores de riesgo.

Entre estos factores, la experta ha señalado que las guías de práctica clínica especifican antecedentes de diabetes y pacientes con factores de riesgo cardiovascular, como son hipertensión y dislipemia; además de a los pacientes que tienen obesidad, ya que es el primer factor de riesgo de diabetes.

A su juicio, además del «infradiagnóstico» de la albuminuria, existe otro problema: «Tenemos 17 sistemas sanitarios con 17 programas diferentes de historia clínica». «Necesitamos más registros, necesitamos que las historias clínicas estén conectadas, trabajar de manera multidisciplinar, y que el endocrino y el nefrólogo estén interconectados, que trabajen conjuntamente», añade.

Ante este contexto, los ponentes han demandado una mayor comunicación y gestión entre las distintas especialidades, tales como Nefrología, Atención Primaria o Cardiología, con el objetivo de ayudar en la detección, el diagnóstico e incluso en la derivación del paciente, así como «la unificación de criterios» entre las diferentes comunidades autónomas.

De igual manera, los ponentes han querido poner en valor la importancia del apoyo psicológico que, según han coincidido, se trata de un «problema masivo» de la población actual. En este sentido, el presidente de ALCER ha reclamado apoyo psicoemocional, para «todos en general en la sociedad, pero especialmente los pacientes», con el fin de abordar sus sentimientos y ofrecer apoyo en la adaptación a su nueva vida, ligada a restricciones y nuevos hábitos.

MANIFIESTO ARCO, UN PUNTO DE PARTIDA

En favor de ofrecer una mayor visibilidad de la enfermedad renal crónica asociada a diabetes tipo 2, la Federación Nacional de Asociaciones ALCER (Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón), con el aval de siete sociedades científicas españolas y la colaboración de Bayer, han elaborado el Manifiesto ARCO que recoge las principales barreras y claves en el manejo, prevención y progreso de estas patologías.

«El informe debe servir para que cualquier paciente diabético sepa que está en riesgo de tener enfermedad renal crónica. (…) Y tiene que ser consciente de que tiene que cuidarse mucho más que la población general», ha reiterado Gallego Zurro.

Por último, la Marketing Lead Cardio-Renal de Bayer España, Esther Esteban, ha celebrado que haya «asociaciones y Federaciones Nacionales como ALCER» que estén «poniendo proyectos en marcha» como el Manifiesto ARCO, una iniciativa que «va a ayudar a encontrar esas claves para prevenir que esta enfermedad siga progresando y, de esta forma, mejorar la vida de los pacientes y de sus familiares».

«Aparte de la innovación terapéutica que podemos aportar desde los laboratorios farmacéuticos, creo que es nuestra labor también dar soporte para que todos estos proyectos den visibilidad y ayudemos a que la progresión de estas enfermedades se frene, se mejore y que todos cumplamos un objetivo común que es que el manejo y el abordaje de los pacientes», ha concluido.

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